A menudo considerado un pintor taciturno, concienzudo y solitario, el holandés Johannes Vermeer fue, sin embargo, la punta de lanza de una corriente que se formó en su país en la segunda mitad del siglo XVII, al abrigo de la expansión económica, industrial y comercial de la floreciente república. Así lo demuestra la exposición "Vermeer y los maestros de la pintura de género", presentada ayer en el parisiense Museo del Louvre y que estará abierta al público del próximo miércoles, día 22, al 22 de mayo. Sólo han llegado 36 cuadros a nuestros días. De ellos, doce estarán en París, mezclados con otras 60 obras de sus coetáneos.