El diseñador asturiano Marcos Luengo ha abierto hoy la jornada de la Madrid Fashionweek, más conocida como pasarela Cibeles, con extraordinarios abrigos de lana cocida y laboriosos remates, "un modelo que puso de moda Doña Letizia cuando visitó la comarca asturiana de Los Oscos, en los últimos Premios Princesa de Asturias", explicaba a EFE el diseñador, quien reconoce que "la elección de la Reina fue todo un acierto, sobre todo por el color fucsia que aportó luz a un día que amaneció gris".

Líneas limpias, cortes impecables sobre patrones de apariencia sencilla y tejidos de máxima calidad han sido los ingredientes con los que Luengo ha confeccionado prendas que enriquecen el fondo de armario.

Siguiendo su propia receta "embellecer a la mujer y crear prendas que enfaticen lo mejor de cada una de ellas", Luengo, que debuta en la MBFWM, ha subido a la pasarela prendas envolventes en "mohair", jerséis de punto grueso, pantalones de ante desflecados, faldas evasé y trencas de napa y ante que se abrochaban con asta de toro.

Abigarrados y, al mismo tiempo, delicados han sido los bordados de latón en oro viejo que Luengo presenta sobre chalecos largos de ante con "descarado pelo largo y rizado" en sus remates, una idea que también ha trasladado a gorros tipo ruso.

Esas aplicaciones también se vieron en vestidos largos de noche, una propuesta sofisticada que abrigaba con capas de piel de cordero de pelo largo y rizado, o de crêpe adornadas con vistosas plumas de oca teñidas en azul.

Sobre la pasarela ha brillado especialmente una capa de napa verde azulada conjuntada con falda evasé y bolso riñonera, un estilismo potente que muchos diseñadores de pasarelas internacionales envidiarían. "Nos gusta trabajar con piel española, la mejor siempre, la misma que utiliza la firma Hermés", explica el diseñador que se enorgullece de trabajar con lana merina española, con mano de obra nacional y fabricado en España.

Y para cerrar el desfile ha escogido un vestido de novia con un atractivo escote con forma de "uve" en la espalda, mientras que la parte delantera estaba bordada con piezas de nácar.