¡Tierra! y por tres veces seguidas. Un grupo de astrónomos liderado por Michael Gillon, del Instituto STAR de la Universidad de Lieja (Bélgica), anunció ayer a través de la revista "Nature" la confirmación de un trabajo que ya habían anticipado en mayo del año pasado: han encontrado, a 40 años luz de distancia de la Tierra, un sistema estelar con siete planetas. De ellos, tres están en una distancia con respecto a su sol (en este caso una enana roja) que podría permitir la existencia de agua en su superficie y, por tanto, la presencia de vida. O sea, tres tierras en el espacio exterior.

Se trata del mayor sistema extrasolar con planetas del tamaño de la Tierra, pero no el más cercano a nosotros con posibilidad de acoger vida. En este sentido, uno de los hallazgos científicos del año pasado fue el del astrofísico catalán Guillem Anglada-Escudé, que localizó Próxima b, un planeta situado a "sólo" 4,5 años luz de nosotros y que hasta la fecha es el exoplaneta que más papeletas tiene para acoger vida en su interior.

La detección del Sistema extrasolar que ayer anunció la agencia espacial estadounidense (NASA), tras varios días generando intriga en los medios y las redes sociales (en broma llegaron a hacernos el "spoiler" de que no anunciarían el hallazgo de seres extraterrestres), se produjo utilizando el telescopio TRAPPIST-Sur, instalado en el Observatorio La Silla; el Very Large Telescope (VLT), en Paranal, y el telescopio espacial Spitzer de la NASA, así como otros telescopios del mundo. Todos los planetas fueron detectados cuando pasaban delante de su estrella, la enana ultrafría conocida como TRAPPIST-1 y los siete nuevos planetas fueron nombrados como TRAPPIST-1b, c, d, e, f, g y h, en orden creciente de distancia de su estrella, que tienen tamaños similares a la Tierra.

Los astrónomos observaron los cambios en la emisión de luz de la estrella causados por cada uno de los siete planetas que pasan delante de ella. Un evento conocido como tránsito, que les permitió extraer información acerca de sus tamaños, composiciones y órbitas. Además, descubrieron que, al menos los seis planetas interiores, son comparables a la Tierra en cuanto a tamaño y temperatura.

El autor principal, Michaël Gillon, del Instituto STAR en la Universidad de Lieja (Bélgica) mostró su satisfacción con los resultados: "Se trata de un sistema planetario sorprendente, no sólo porque hayamos encontrado tantos planetas, sino porque son todos asombrosamente similares en tamaño a la Tierra".

Los astrónomos esperaban que este tipo de estrellas enanas pudieran albergar muchos planetas del tamaño de la Tierra en órbitas apretadas, convirtiéndolas en objetivos prometedores para la búsqueda de vida extraterrestre, pero TRAPPIST-1 es el primer sistema de este tipo descubierto. Con tan solo el 8% la masa del Sol, TRAPPIST-1 es muy pequeña en términos estelares (solo un poco más grande que el planeta Júpiter) y, aunque está relativamente cerca de la Tierra, en la constelación de Acuario, es muy tenue.

Por su parte, el coautor del trabajo Amaury Triaud añade: "La emisión de energía de estrellas enanas como TRAPPIST-1 es mucho más débil que la de nuestro Sol. Para que hubiera agua en sus superficies los planetas tendrían que estar en órbitas mucho más cercanas que las que podemos ver en el Sistema Solar. Afortunadamente, parece que este tipo de configuración compacta es lo que estamos viendo alrededor de TRAPPIST-1".

El equipo determinó que todos los planetas del sistema son similares en tamaño a la Tierra y a Venus, o un poco más pequeños. Las mediciones de densidad sugieren que, al menos, los seis planetas de la zona más interna son probablemente rocosos en su composición.

Asimismo, las órbitas planetarias no son mucho más grandes que las del sistema galileano de lunas de Júpiter y mucho más pequeñas que la órbita de Mercurio en el Sistema Solar. Sin embargo, el pequeño tamaño de TRAPPIST-1 y su baja temperatura significan que la energía que proporciona a sus planetas es similar a la recibida por los planetas interiores del Sistema Solar; TRAPPIST-1c, d y f reciben cantidades similares de energía que Venus, la Tierra y Marte, respectivamente. Tras una primera fase de "reconocimiento", los científicos planean ahora iniciar "observaciones detalladas para estudiar el clima y la composición química de los cuerpos, con el objetivo de determinar si hay vida en ellos". "En unos años sabremos mucho más sobre estos planetas y esperamos saber si hay vida en el plazo de una década", afirmó Triaud. Con este hallazgo se aumenta la lista de exoplanetas con características para albergar vida en el espacio exterior, que ya suma el número de 21.