Una práctica "no lícita" que "instrumentaliza" a la mujer y al niño y "contraviene el orden natural de la procreación". Así define la gestación subrogada el secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal Española (CEE), José María Gil Tamayo, quien incide en que esta práctica "no atiende a una anomalía o enfermedad" ni a razones de infertilidad, sino que "trata de proporcionar un medio alternativo que la Iglesia considera no lícito". Aunque Gil Tamayo asegura que los obispos "acompañan en su dolor" a los matrimonios que no pueden tener hijos, incide en que esta práctica no es una salida y reclama leyes que faciliten la adopción.