Según el mito heleno, el titán Prometeo robó el fuego a los dioses para entregárselo a los hombres. Ayer, en el atrio de la ampliación del Museo de Bellas Artes de Asturias, un lugar presidido por el monumental tríptico que José Ramón Zaragoza dedicó al mito de Prometeo, el empresario astur-mexicano Plácido Arango firmó la entrega de 29 obras maestras de su colección de arte a la pinacoteca asturiana. Una donación que, según reveló el propio Arango, se verá incrementada con una obra adicional, del siglo XVIII, para reforzar aún más una colección que, con este extraordinario regalo, ha dado ya un salto de calidad.

"Yo soy tan afortunado como el museo", afirmó Arango, quien insistió en que, a la hora de concretar esta donación, "se han dado una serie de circunstancias que no son frecuentes: Asturias, la tierra de mis padres y mis abuelos, mía por adopción, un museo que es importante ya, y su colección. Porque no es fácil reunir los cuadros para una donación, pero lo que no es usual es que sean cuadros que puedan interesar al museo, y en este caso nada menos que al museo de Asturias. Es un día muy feliz, me alegro mucho de estar aquí".

Esta alineación de intereses facilitó unas conversaciones que duraron dos años y en las que jugaron un papel destacado, además de Arango y el director del Museo de Bellas Artes, Alfonso Palacio, los asturianos Pedro de Silva y Javier Barón, representante legal de Arango y jefe del área de conservación de Pintura del siglo XIX en el Museo del Prado respectivamente, así como Marilyn Orozco, conservadora de la colección Arango. Para todos ellos tuvo palabras de elogio y agradecimiento el empresario astur-mexicano, quien también destacó el tratamiento de los medios asturianos a la donación y reseñó la colaboración del presidente del Principado, Javier Fernández.

Tras el parlamento del empresario, el anterior director de la pinacoteca y exconsejero de Cultura, Emilio Marcos Vallaure, se acercó a Arango para reivindicar su propia labor, una acción que causó sorpresa entre buena parte de los presentes pero que el donante gestionó con elegancia, recordando las dos exposiciones sobre fondos de la colección Arango que el Bellas Artes realizó en tiempos de Vallaure.

Mas la intervención de Arango en el atrio del museo no se limitó a las buenas palabras. El empresario tuvo un último gesto para el museo de Bellas Artes, y para el conjunto de la sociedad asturiana, al anunciar su intención de ampliar la donación con una obra adicional, para reforzar aún más las colecciones del museo. "Buscaremos algo del siglo XVIII para sumarlo a la colección", reveló Arango.

"No cabe duda que el de hoy es un día trascendental para el museo, uno de los más importantes en su corta vida, por el espaldarazo que supone esta donación", afirmó Alfonso Palacio, quien incidió en que el gesto de Arango no se limita al museo, sino que es un regalo "para toda la sociedad asturiana". Por ello, Palacio expresó su deseo de que todos los asturianos "acudan a ver en gran exposición que contribuirá a su propia mejora como sociedad, a su deleite y perfeccionamiento".

Una muestra que se inaugurará a finales de abril, en la que estarán expuestas todas las obras donadas por Arango (con la excepción de esa pieza adicional del siglo XVIII, que se sumará a las piezas ya firmadas) y cuya presencia en el museo se prolongará hasta finales de año. Arango, no obstante, precisó que, tal y como hizo en la reciente donación al Museo del Prado, una parte de este legado quedará ya depositado en el museo asturiano, pese a que según el acuerdo de donación dispone del usufructo vitalicio de todas las obras. "Muchos de los cuadros que iba a entregar ya están en el Prado, por la sencilla razón de que me gusta más verlos en el museo. Así que no habrá que esperar, tendremos muy pronto piezas en el Bellas Artes", anunció Arango.

El empresario astur-mexicano no adelantó cuáles de las obras donadas quedarán depositadas en el museo, aunque cualquiera de las 29 será una incorporación valiosa a las colecciones. Y es que la selección de obras donadas se ha hecho atendiendo, por un lado, a un principio de calidad, siendo todas ellas piezas de primer nivel dentro de sus respectivos períodos, y por otro lado a la idoneidad, toda vez que las obras cubren lagunas y refuerzan puntos débiles en las colecciones de la pinacoteca asturiana.

Así, la colección de pintura antigua registrará incorporaciones de gran calado, comenzando por el espectacular retablo de la Flagelación de Leonor de Velasco, majestuosa pieza de finales del siglo XV. Una época en la que también se data la "Tabla del Nacimiento de la Virgen", de un pintor del círculo de Diego de la Cruz.

Del siglo XVI, se incorporan dos tablas de Juan Correa de Vivar, una "Piedad" de Luis de Morales, llamado "El Divino", y un "San Agustín" de Juan de Juanes. El repertorio del siglo XVII, por su parte, se verá aún más reforzado con la llegada a la pinacoteca de piezas de Juan Pantoja de la Cruz, Rodrigo de Villandrando, Jerónimo Jacinto Espinosa, Francisco Gutiérrez, Juan de Valdés Leal, Claudio Coello, sendos bodegones de Juan van der Hamen y Alejandro de Loarte, y el magnífico retrato del "Infante P. Bustos de Lara", de Zurbarán.

Con el hiato del siglo XVIII, que en un futuro será cubierto merced a una nueva muestra de generosidad por parte de Arango, la donación aporta al museo una obra importante del XIX: "Vista de la catedral de Oviedo con una procesión", de Genaro Pérez Villaamil. Además, el tránsito entre el XIX y el XX se cubre con sendas obras de Ignacio Zuloaga y José Gutiérrez Solana.

El otro punto fuerte de la donación, además de la pintura antigua, se refiere al arte contemporáneo español, que gracias a la aportación de Arango dará un notable salto de calidad en el Bellas Artes. La selección de obras incluye piezas de Esteban Vicente, Pablo Palazuelo, Antoni Tàpies, Manuel Millares, Josep Guinovart, Rafael Canogar, Equipo Crónica, Eduardo Arroyo y Darío Villalba. La donación se completa además con sendas esculturas de Juan Muñoz y Cristina Iglesias, anticipando un ámbito en el que el museo asturiano quiere crecer a partir de esta aportación.

"Hoy ciertamente es un día histórico en la vida del museo de Bellas Artes de Asturias", reivindicó, por su parte, el consejero de Cultura, Genaro Alonso, a quien le correspondió firmar el acuerdo de cesión en nombre de la pinacoteca. "Plácido Arango pasa a encabezar la nómina más selecta de donantes que, de forma generosa, han contribuido a ampliar la calidad y la representación histórica de las colecciones del museo", destacó Alonso, quien incidió en que la Junta de Gobierno del museo aprecia el "privilegio de poder contar con el apoyo y el sabio consejo" de Arango, desde su nueva condición como patrono de honor.

Una figura que Arango prometió ejercitar de manera activa, manteniendo en el tiempo su compromiso con el Bellas Artes. Algo que corroboraron sus más estrechos colaboradores, como Marilyn Orozco, quien incidió en que la donación no es sino el reflejo del amor de Arango por la tierra de sus antepasados. "Está verdaderamente emocionado, porque tiene un gran cariño por la tierra de sus padres, que además la siente como suya. Él se siente asturiano", reveló Orozco. Un sentimiento de pertenencia que Plácido Arango ha dignificado, donando a los asturianos el arte de los grandes maestros.