Un reparo de Intervención a la hora de desarrollar la ley de Presupuestos del Principado puede marcar el final de la Academia de la Llingua Asturiana. Ante esa advertencia, la Consejería de Educación y Cultura plantea la conversión de la Academia en una institución privada que, entre otras cosas, tenga que hacerse cargo del arrendamiento de su sede, en el monasterio de las Pelayas. La presidenta de la Academia, Ana Cano, se reúne con LA NUEVA ESPAÑA para hablar sobre este conflicto y explicar su oposición a un eventual cambio de naturaleza de la institución.
-Sorprende que surja este conflicto con una ley, la ley de Academias, que está en vigor desde hace veinte años. ¿Nunca antes habían tenido este problema?
-No, no, nunca. En absoluto. La manera de consignar el presupuesto de la Academia dentro de la ley de Presupuestos del Principado de Asturias es siempre como transferencia corriente. Esto es así desde el año 1988. Esto dicen ahora que no se puede librar así, porque de acuerdo con la ley de Academias somos una institución privada. Por lo tanto tendríamos que funcionar como tal, y los presupuestos tendrían que ir como una subvención a la Academia de la Llingua. Como la que pueden hacer a una asociación de vecinos. Y además nos tendríamos que hacer cargo del alquiler de la sede de la Academia, de las instalaciones que ocupamos en Las Pelayas.
-Algo que ustedes no van a hacer...
-Evidentemente, nosotros no vamos a rubricar un contrato de arrendamiento ni con el monasterio de las Pelayas ni con nadie, porque no tenemos capacidad para ello y porque además la subvención puede estar o puede no estar. No tenemos garantías de que esa subvención, si se nos considera una entidad privada, se pueda mantener en el tiempo, y la Academia no tiene patrimonio para afrontar ni los gastos de personal ni el alquiler de este local. Y recordemos que el que nos metió en este local fue el Gobierno del Principado, que acondicionó y pagó las instalaciones, que rubricó el contrato de alquiler y que es el que lo paga.
-Entiendo que el conflicto tiene dos vertientes: una de seguridad jurídica y económica, y otra de fondo, quizá más relevante, sobre la naturaleza pública que ha de tener la Academia...
-Ése es el problema mayor. Si se convierte en una institución privada, se desvirtúan por completo la esencia y la finalidad y los objetivos con los que fue creada la Academia de la Llingua Asturiana por parte del entonces Consejo Regional de Asturias. No tiene ningún sentido, no lo entendemos y, realmente, si hay un problema de tipo administrativo, jurídico o lo que sea, tienen que solucionarlo. A la Academia no la pueden desvincular del Principado de ninguna de las maneras, porque entonces deja de ser Academia de la Llingua Asturiana tal y como está constituida y deja de funcionar como tal. Esto es un ataque frontal en toda regla no sólo a la institución y a lo que simboliza, sino también a todo el proceso de recuperación y dignificación de la llingua asturiana.
-Si la Consejería no da marcha atrás, ¿prevén tomar alguna medida?
-Desde luego, yo no voy a seguir al frente de una institución privada de ninguna de las maneras. Pero ni yo, ni la junta directiva de la Academia. Y desde luego ellos serán los responsables del personal, del arrendamiento con el monasterio, de la política lingüística y de la propia Academia. Nosotros no nos vamos a convertir, y eso lo tenemos claro, en una institución privada. Porque no lo somos. El tiempo apremia, y yo creo que el contrato de arrendamiento con las Pelayas lo van a rescindir el día 1 de abril. Se comprometieron a, en este plazo, solucionar el tema del local buscando uno dentro de las instalaciones que tiene en propiedad el Principado, y a poner en marcha la redacción de una ley de la Academia de la Llingua Asturiana. Pero bueno, hay un mes de plazo para hacerlo. En ese sentido, la situación es muy, muy crítica.
-¿Han recibido apoyos de las fuerzas de la oposición?
-Sí. Cuando se planteó el problema, en la elaboración de la ley de Presupuestos de 2017, hubo una enmienda, planteada por IU, que fue aprobada y que propició que estuviésemos donde siempre hemos estado, dentro de esa ley de Presupuestos. Pero el problema se vuelve a plantear ahora cuando se quiere poner en práctica esos Presupuestos y se quieren librar las cantidades consignadas para el pago del personal. Los meses de enero y febrero, nuestros cuatro empleados pudieron cobrarlos gracias al remanente que tenía la Academia del ejercicio anterior, pero para el mes de marzo no hay fondos.
-¿Les han adelantado dónde puede ser esa nueva sede?
-No sabemos. Dicen que están buscando y yo sinceramente creo que si tienen voluntad política de solucionar el problema lo van a hacer. Ahora, lo que ya pongo en duda es que tengan realmente esa voluntad política de solucionar el tema. Las Pelayas es un lugar emblemático y que cumple las condiciones de espacio que necesitamos. Pero nosotros, como institución del Principado, si nos buscan otra sede medianamente digna, que reúna los requisitos para que la Academia pueda funcionar, pues no tenemos nada que decir. Éste es un problema serio, pero no deja de ser la punta del iceberg del problema real, que es la propia consideración de la Academia. Algo que se puede solucionar modificando la ley de Academias o creando una ley específica para la Academia de la Llingua, que es lo que dicen que van a hacer. Pero tiene que ser ya.
-¿Qué le parece el plan piloto de la Consejería de Educación para introducir el asturiano en la formación primaria?
-Creemos que en estos prácticamente dos años que llevan gobernando, realmente no se avanzó nada en materia de política lingüística. Hay una petición vieja de la Academia: el diseño, seguimiento y evaluación de un plan experimental de enseñanza en asturiano en Educación Primaria. Por ese plan venimos reclamando desde que la Academia es Academia. Y consejero tras consejero siempre decían que la iban a poner en práctica. Veremos a ver cómo la ponen en práctica y qué es lo que hacen.
