Abas Modamani, de 19 años, natural de Damasco, salió de su Siria natal huyendo de las bombas, y cuando creía encontrarse en paz en Alemania le cayó encima un auténtico bombazo: todo Facebook -o sea, todo el mundo- empezó a señalarlo como un sanguinario terrorista, un individuo con el cuajo suficiente como para acercarse a la canciller alemana Angela Merkel, hacerse un "selfie" feliz con ella y luego subirlo a las redes. Todo es mentira. Ni Abas es uno de los autores del atentado de Bruselas de marzo de 2016 ni, como se le identificaba en otros comentarios, el refugiado sirio que habría intentado quemar en diciembre a un hombre sin hogar. Tampoco, como aparecía en otro fotomontaje en la red social, era el conductor del camión usado para atacar un mercadillo navideño en Berlín. Todo bola. Abas acudió a los tribunales en busca de amparo frente a Facebook. Pero ha recibido otro bofetón: el juez dice que la red social de Zuckerberg, al ser un proveedor de internet y no ser un medio de comunicación, no es responsable de filtrar o borrar los contenidos y, por tanto, no se la puede culpar de un delito de difamación. El juez indica que ha de ser Modamani quien rastree los contenidos difamatorios y los vaya denunciando uno a uno.

El 17 de febrero pasado el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, colgaba en su muro un mensaje de 5.800 palabras donde reconocía el daño que causaba la difusión de noticias falsas a través de Facebook (sobre todo por el efecto favorable que habrían tenido para llevar a Trump a la Casa Blanca) y prometía medidas para atajar los bulos. La cruda realidad de Modamani choca con estas promesas del magnate.

Seguro que este joven sirio está maldiciendo la idea que tuvo en septiembre de 2015 cuando subió a su Facebook el "selfie" que se hizo con Angela Merkel durante la visita que la canciller alemana hizo a las instalaciones para refugiados sirios en el distrito berlinés de Spandau. Aquella foto tenía que ser el símbolo de cómo Alemania ha integrado a más de un millón de refugiados. Pero la mentira y la impunidad con las que se comenta en las redes sociales la convirtió en la prueba incontrovertible de cómo un taimado yihadista lograba acercarse impunemente a la "reina" de Europa.

"Cuando vi aquellos comentarios, lloré. Quiero vivir en paz en Alemania, huí de la guerra y del derramamiento de sangre en Siria para vivir con seguridad... Ahora tengo demasiado miedo para salir de casa después de ver lo que la gente escribió acerca de mí", indicó Modamani. Añadió una acertada reflexión: "Éste no es mi problema, es un problema de nuestro tiempo".

Modamani dice que ese "selfie" inocente cambió su vida. Para mal. Pidió en numerosas ocasiones a Facebook que retirara estos comentarios, esgrimiendo que violan las propias normas de la red social, pero la empresa inicialmente se negó. Posteriormente, la compañía de Zuckerberg aseguró a través de un portavoz que "el acceso a este contenido fue rápidamente bloqueado, por lo que no creo que haya base para una acción judicial". Pero eso no sirve de nada, dice el afectado. El abogado del joven sirio asegura que "cada vez que hay una noticia relacionada con refugiados la fotografía reaparece". La red social borró los mensajes originales, pero no frenó las repeticiones que se produjeron posteriormente.

El juez de la ciudad alemana de Wurzburg, donde recurrió Modamani, considera que el delito de difamación es "indudable", pero se lo atribuye a los usuarios de la red. En cambio, Facebook "no es un perpetrador ni partícipe". Facebook, según recogen varios medios, sostiene que desactivó "rápidamente" el acceso a los contenidos que les indicó el joven refugiado y que aplica la misma celeridad cuando recibe una advertencia de los abogados de Modamani. El letrado del joven sirio, Chan-jo Jun, insiste en el carácter dramáticamente aleccionador del caso: "Hemos aprendido mucho. La gente ha aprendido que el señor Modamani no es un terrorista. Nosotros los abogados hemos aprendido que no podemos ayudar a las víctimas de calumnias con las leyes que tenemos. Y también hemos aprendido qué leyes tienen que ser modificadas".

Jun exige normas más estrictas para obligar a Facebook a eliminar mensajes de odio por iniciativa propia. De hecho, el Gobierno de Merkel prepara una legislación que obligaría a la red social a eliminar este tipo de contenidos de su web en el plazo de 24 horas bajo amenaza de multa. Entonces Zuckerberg tendrá que demostrar que cumple lo que promete.