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Devoralibros

Atrapados en el tiempo de Bill Murray

Divertida biografía sobre "el filósofo payaso" y un manual para disfrutar la vida según sus imprevisibles normas

Blackie Books 320 páginas, 23 euros

A ver. Imagina que vas por la calle. En Nueva York, sin ir más cerca. De repente, un desconocido se planta detrás de ti y te tapa los ojos. ¡Adivina quién soy! Te das la vuelta y quién es: un tipo alto, desgarbado. "Nadie te creerá" te dice Bill Murray. Y se va.

"Bill Murray ha sido visto en todo tipo de sitios: desde la línea de banda en una de las semifinales de la Liga Nacional de Fútbol americano de 1986 hasta la isla mediterránea de Yeronisos, donde colaboró como voluntario unas excavaciones arqueológicas que la Universidad de Nueva York llevó a cabo en 2006". Lo cuenta Gavin Edwards en Cómo ser Bill Murray, que además de un repaso divertido y no siempre amable a la vida y películas del actor es un tratado de cómo afrontar esta cosa tan extraña que es la vida siguiendo unas pautas marcadas por el protagonista de Atrapado en el tiempo.

"Cuando hablamos de Bill cualquier cosa es posible, hasta el punto de ha generado un número de leyendas muy superior al habitual. Hace varios años, inventarse rumores sobre él ha sido los pasatiempos preferidos de Internet", recuerda el autor. Y enumera: "En algunos relatos Bill no le tapaba los ojos a la gente con las manos sino que le robaba a alguien una patata frita del plato o le cogía un puñado de palomitas a un desconocido en el cine. Pero a todos les decía lo mismo: 'Nadie te va a creer'. No se trataba de compartir la anécdota sino de disfrutar de aquel estallido de surrealismo medio de un día normal".

Durante años no estuvo claro si estas historias "eran algo que Bill Murray había hecho de veras como parte una campaña personal para convertir el mundo en un lugar mejor y más raro o si se trataba de una leyenda urbana de dimensiones cósmicas". En los años 70 y 80 "protagonizó diversos éxitos de taquilla como Cazafantasmas, El club de los chalados o Atrapado en el tiempo. Cuando parecía que su éxito como actor de comedia empezaba a decrecer se reinventó grandes interpretaciones llenas de ironía y hastío vital en película están alabadas como Academia Rushmore o Lost in Translation. Sin embargo, los últimos años da la impresión de que su fama no guarda ninguna relación con sus logros como actor. Bill, según la creencia popular, se ha convertido en alguien que podría aparecer en tu despedida de soltero para brindar por ti, acudir en tu ayuda cuando tienes problemas con el motor del coche o colarse en tu fiesta y luego fregar los platos". Déjame sitio.

Una reflexión: Los Estados Unidos del siglo XXI tienen "al señor William Murray, el dios burlón de la actualidad. Que ocupe esta posición en nuestra sociedad no sólo quiere decir que está dispuesto y repartiendo sus espontáneas bufonadas por el universo, también revela que en tanto que cultura necesitamos que alguien encarne este espíritu de anarquía típicamente norteamericana. Los famosos han ocupado el puesto de los semi dioses y exponen sus mitos en las páginas de las revistas del corazón. En ese panorama, Bill Murray es nuestro filósofo payaso".

Para Murray, "la diferencia entre trabajar en una película de arte y ensayo y hacerlo en un proyecto comercial de Hollywood es que en la primera se siente obligado llegar puntual. Cuando trabajo con gente a la que sólo importa la pasta, llego tarde para retrasar a cientos de personas durante horas días y semanas. Así es como consigues que te respeten". No es mala táctica. Hay que apuntarla.

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