Marvel no ha hecho pleno. Desde su acuerdo con la cadena Netflix, todas las series que había estrenado en esta plataforma - "Daredevil", "Jessica Jones" y "Luke Cage"- habían gozado de la aclamación del público y la crítica. Algo que desde luego no le ha ocurrido a "Iron Fist" ("Puño de Hierro", en la lengua de Cervantes), que podemos ver en Netflix España desde el pasado 17 de marzo. El multimillonario Danny Rand regresa a Nueva York quince años después de que se le diera por muerto tras sufrir un accidente de avión en el Himalaya en el que sus padres sí perdieron la vida. Durante ese periodo, Danny fue acogido por unos monjes místicos que le entrenaron en las artes del kung-fu y le ayudaron a descubrir un poder oculto que le otorga la fuerza del legendario guerrero Puño de Hierro. Ahora, vuelve a su hogar para reclamar su puesto en la exitosa corporación de su padre y tratar de acabar con los criminales que la controlan desde las sombras.

La serie no funciona por diversos motivos. En primer lugar, sus protagonistas. El actor Finn Jones, al que vimos como sir Loras Tyrell en "Juego de tronos", se nos presenta como un tipo gracioso que sin embargo es incapaz de sacar ninguna sonrisa, con un estilo que mezcla lo "hipster" con lo surfero. Un niño que sabe pelear y que solo quiere el gran cargo que le corresponde, a pesar de no tener idea sobre cómo dirigir una gran empresa. Esta trama ya ha sido explotada con éxito por personajes como Batman o Arrow (Flecha Verde para los seguidores del cómic), dos millonarios que, pese a haber estado desaparecidos durante años, resultan más convincentes a la hora de reclamar su estatus y el legado de sus padres fallecidos. Al protagonista le acompaña un grupo de secundarios menos creíbles, si cabe. Por un lado están los amigos de la infancia convertidos en líderes de la multinacional: Ward ( Tom Pelphrey), un sociópata que provoca una sensación de agobio constante, y su hermana Joy (Jessica Stroup), quién parece tener un trastorno bipolar a la hora de interactuar con Danny o con su hermano. Por otro lado encontramos a Colleen ( Jessica Henwick), el estereotipo de chica japonesa que sabe artes marciales. Su personaje roza el hastío al negarse continuamente durante varios capítulos a ayudar al héroe. Sabemos desde el minuto uno que finalmente va a acceder, por lo que no hay necesidad de alargar lo evidente. Malos personajes a los que se les suma la falta de un enemigo convincente. Mientras que en las series que preceden a "Iron Fist" encontramos antagonistas de la talla de Vincent D'Onofrio ("Daredevil"), el ganador de un "Oscar" Mahershala Ali ("Luke Cage") y David Tennant, el psicópata que manipula la mente en "Jessica Jones", esta ficción solo nos presenta a una hermandad oscura carente de carisma y con ambiciones trilladas en las historias de este género. Y, por si fuera poco, la serie tarda en arrancar. No vemos una pelea interesante hasta el sexto episodio, algo que llama la atención al tratarse de un maestro del kung-fu que ha jurado luchar contra el mal.

Aun así, hay que ser optimistas. Es la antesala de la serie "Los Defensores", que llegará en septiembre de este año y reunirá a los cuatro grandes héroes de Marvel en Netflix en una sola producción. Por suerte, Puño de Hierro no estará solo?