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Mento Hevia da con la raviola astúrica

El músico desarrolla un nuevo instrumento que recupera sonidos antiguos

Mento Hevia, ayer, con dos de sus raviolas. ÁNGEL GONZÁLEZ

Es un veterano de la escena musical asturiana, pero tras las revueltas canas de sus sesenta años largos hay un artista poco acomodaticio que no para de tocar, componer e investigar. La última aportación de Mento Hevia es un insólito instrumento que él mismo ha bautizado como raviola astúrica o atlántica, una fusión de rabel y viola de gamba para cuya construcción se ha ayudado de las habilidades de dos luthiers cántabros: Ché Salmones, de Cabezón de la Sal, y Tasio de Reocín. Calidades pastorales que cobran una inusitada actualidad. Y el resultado de tres años de trabajo en los que el músico ha logrado un sonido que describe como "entre medieval y renacentista".

"Me gusta decir que el rabel, que es un instrumento antiguo, ha tenido un romance con la viola, que es más joven, y de ahí ha salido este retoño, la raviola", dice Mento Hevia. Está convencido de que este nuevo instrumento, concebido en Asturias y materializado en Cantabria, aporta unas "posibilidades tremendas" al repertorio musical atlántico, aunque no sólo, claro. "Una de las sorpresas es que he podido comprobar que, quizás por la afinación y también por el timbre, cuando llevas un rato tocando empiezan a salir melodías al estilo antiguo, dependiendo de la afinación", explica. Mento Hevia ha desarrollado todo un repertorio específico para su raviola astúrica: hasta doscientas composiciones. Y ahora trabaja en una "Suite para raviola y orquesta céltica". Quiere estrenar algunos de los fragmentos de esta obra en la plaza del Ayuntamiento de Avilés, en el próximo Lunes de Pascua. La idea es hacer un próximo disco con esos materiales.

El artista tiene una decena de raviolas. Son de distinto tamaño, en función del cordaje.

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