Había en Oviedo muchas ganas de volver a ver a la mezzosoprano romana Cecilia Bartoli cantar, y eso quedó patente ya en los pasillos del Auditorio Príncipe Felipe antes de que comenzara el recital. Con la sola presencia de la mezzo sobre el escenario el público asturiano se vino arriba con una ovación muy cariñosa, síntoma del enorme aprecio que hay en la ciudad por la cantante.

Bartoli es un huracán lírico que arrasa allí donde canta, y ayer en la capital asturiana demostró que no hay música alguna que se le resista. Se entrega a fondo, siempre. Sin duda, el recital de ayer pasará a ser una de esas citas históricas que permanecen intactas en la memoria de los aficionados. Un foco la iluminaba continuamente. Pero Bartoli no necesita luz para brillar. Con su voz se basta.

Hubo cambios en el programa a última hora debido a que el pianista Sergio Ciomei, que en un principio la iba a acompañar en la velada de ayer en Oviedo, tuvo que cancelar por culpa de la lumbalgia que le afecta. Esto podría haber sido el fin del recital, pero un verdadero artista es aquel capaz de superar cualquier adversidad de este tipo y dar lo mejor de sí mismo ante el público. La organización dispuso un nuevo pianista, el mallorquín Antonio Parera Fons, recientemente ganador del Premio Nacional de Música.

El programa, que recogía 400 años de música italiana, también se modificó, pero siguió manteniendo algunas de las arias que el público ansiaba escuchar, como "Lascia la spina" de Haendel, que Bartoli ha popularizado más que nadie, y que fue uno de los momentos más emotivos de la velada; el Auditorio ovetense enmudeció ante su interpretación. También "Tu ch'hai le penne, amore", de Giulio Caccini, con la que comenzó la italiana, fue un momento único para la expresividad y el recogimiento.

Una de las obras que se incluyó a última hora en el programa fue una canción escrita por el mismo Parera para piano solo.

Quizá en las obras pertenecientes a compositores del Barroco, como Antonio Caldara, Alessandro Scarlatti, o los citados Haendel y Caccini, se echó un poco en falta la sonoridad de alguno de los grupos especialistas en música antigua con los que Bartoli trabaja habitualmente. No obstante, esta necesidad fue algo que en el repertorio más moderno quedó subsanada, especialmente si se piensa en la magnífica interpretación de Parera a la hora de acompañar a la diva italiana.

Parera tocó en todo momento con la tapa bajada del piano para acompañar mejor a Bartoli y lograr así que el balance sonoro fuese bueno, algo que logró a la perfección. De su intervención en el recital de anoche gustó especialmente su interpretación del "Piccolo vals" con la melodía del vals que utiliza Puccini en la ópera "La Bohème".

Cecilia Bartoli se entregó a fondo durante todo el recital. Demostró en todo momento, con su su gesto y su voz, su contínuo deseo de contectar con el público reunido en un Auditorio lleno a rebosar. En la primera parte del concierto, Bartoli lució una levita negra sobre una camisa roja de volantes, que le daba un aire más masculino. En la segunda parte, llevaba un vestido de palabra de honor, también rojo, que le aportaba ese aura de diva que tiene.

Bartoli es un mujer de contrastes, y por eso también dejó sitio en el recital de ayer en Oviedo para algunas agilidades vocales belcantistas, el repertorio que le dio la fama en los comienzos de su carrera. "Me voglio fa na casa", un aria de Rossini, muy atractiva desde el punto de vista melódico, dio pie a que la mezzo italiana mostrara toda su simpatía a la hora de interpretarla.

La segunda parte incluyó algunas obras de música de cámara de Giacomo Puccini .También la dedicó a la canción napolitana de Tosti y a la balada italiana de Domenico Modugno, en las que no perdió ni un ápice de calidad, y terminó por conquistar a un público tremendamente entregado, especialmente con la conocidísima canción "Nel blu, dipinto di blu".

Ante la ovación de los asistentes, Bartoli ofreció cuatro propinas. Interpretó la seguidilla de la ópera "Carmen " de Bizet, "O sole mío" y dos canciones italianas. Así terminó la velada. El público aplaudió, aunque la emoción no llegó a la altura de otras recientes actuaciones de la mezzo italiana, por ejemplo la que tuvo lugar el domingo pasado en Madrid.