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Más golpes da la vida

Gyllenhaal salva una función atrofiada por los tópicos

Impresionante. Admirable. ¿La película? No, Jake Gyllenhaal. Redención vale lo que vale su actuación. Bueno, y la de Forest Whitaker cogiendo un personaje cosido a topicazos y haciéndolo creíble. El resto es muy Antoine Fuqua (¿realmente dirigió Training day o le pusieron un asesor para que le saliera bien?), mucho movimiento dislocado de cámara, mucho montaje nervioso, mucho pellizco al espectador para que no se duerma con una historia que no evita ningún lugar común del subgénero "boxeador que lo tiene todo cae en desgracia pero vuelve a entrenarse y coronarse de nuevo en la lona". Lo digo en serio: hagan antes de verla una lista de estereotipos y tópicos y luego vayan tachando mientras se proyecta. No queda uno fuera. De Campeón a los Rocky incluyendo la autodestrucción de Toro Salvaje, sazonado al final además con un ánimo revanchista contra el rival que lo convierte en enemigo a destruir. El espíritu deportivo brilla por su ausencia en Redención, que gustará a los amantes de la carnicería en el ring (la cámara pegajosa de Fuqua le saca todo el partido posible con cámaras subjetivas y regodeo en las heridas) y que tiene escasos momentos emocionantes a pesar del drama que plantea al poco de empezar. Y cuando la historia conmueve no es ciertamente gracias al guión o la dirección sino al talento de Gyllenhaal, -un actor que no está teniendo todo el reconocimiento que se merece- y no solo porque se pasara meses entrenando muchas horas al día para saber boxear y tener un cuerpo de roca. Eso lo consiguió incluso Stallone?

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