Uno de los buques habituales en la terminal de vehículos de Bouzas, el Opal Leader, arribó el pasado viernes a Sagunto con un atípico polizón. Nada más adentrarse en la dársena valenciana se desprendió de su casco el cuerpo de un cetáceo de 14 metros de longitud. Los investigadores universitarios que analizaron el cuerpo lo identificaron como una hembra de rorcual común que por su estado de descomposición llevaba varios días muerta. Como principales hipótesis que explicarían su fallecimiento barajan la colisión con el barco, lo que situaría su muerte después de que zarpase del puerto de procedencia, Vigo, el pasado martes; o bien que ya estaría cadáver cuando fue enganchado por el Opal Leader navegando por el Mediterráneo.

Investigadores de la Universitat de Valéncia y veterinarios de L´Oceanogràfic de Valencia se encargaron de examinar el cetáceo que apareció flotando en el puerto de Sagunto a las 8.00 horas del viernes. De la especie Balaenoptera physalus, tomaron medidas morfométricas y recogieron muestras de piel, grasa y barbas para realizar estudios de genética, contaminación e histopatología, según informó el Puerto. De 13,6 metros de largo, "estaba en un estado medio de descomposición y presentaba varias heridas a lo largo del cuerpo y en la parte ventral del la boca", añade la nota portuaria.

Aunque la institución portuaria confirma que el cetáceo llegó arrastrado por el carguero procedente de Vigo Opal Leader, admite que "no hay suficiente evidencia" para concretar la causa de la muerte. Si fue la colisión con la embarcación, o si el animal, ya muerto, se enganchó al casco. En cualquier caso, según diarios locales, la tripulación del buque no fue consciente en ningún momento de su última navegación que lo hacía en compañía del cadáver.

Que el buque no lo apreciase tampoco resulta extraño teniendo en cuenta la desproporción de sus dimensiones, con 170 metros de eslora por 31 de manga, respecto a las del animal. Más sorprendente resulta que el cetáceo quedase sujeto al casco. Por las características de su construcción, los buques Ro-Ro ("portacoches"), salvo la zona del bulbo, la parte saliente de proa, y la de las hélices de popa, carece de pocas zonas donde accidentalmente pudiera engancharse una ballena, y sobre todo, permanecer así durante muchas millas, como las casi 1.000 náuticas que separan a Vigo de Sagunto.

La colisión con barcos es la causa más frecuente de mortalidad en este rorcual común en áreas de denso tráfico marítimo. Como las de Galicia, donde en los últimos años vararon en sus costas numerosos cetáceos de la misma especie que la arrastrada hasta Valencia con la misma estocada mortal.