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Los arquitectos de la modernidad en Asturias

El Bellas Artes reivindica a los profesionales asturianos que entre 1950 y 1965 renovaron el arte y la técnica constructiva

La Guerra Civil acabó, también, con la modernidad. La brisa fresca que había impulsado la arquitectura asturiana en las décadas de 1920 y 1930 no pudo atravesar las trincheras y, en la larga noche de la autarquía, ya no habría sitio para nada que escapase al rigor clasicista o al afán historicista de un régimen empeñado en reescribir, también desde las formas, el pasado. Pero todos los corsés acaban por aflojar y el de las expresiones artísticas se abrió lo suficiente para que, a partir de los años cincuenta, respirase de nuevo un afán creativo. Y un grupo de arquitectos asturianos aprovechó la oportunidad para retomar, revisándola, aquella modernidad perdida.

La trayectoria de ese grupo de profesionales, de formación diversa y edades diferentes, sirvió de base a un estudio que vio la luz tres años atrás: "Lo moderno de lo nuevo. Arquitectura en Asturias 1950-1965", de Fernando Nanclares y Nieves Ruiz. Ahora, como extensión de ese volumen, el Museo de Bellas Artes de Asturias presenta la exposición "Una edad de oro: arquitectura en Asturias 1950-1965". Una muestra que se inaugura el próximo martes, día 4, y en la que se precisan las claves de ese impulso renovador de la arquitectura asturiana, a través de planos originales, croquis, obras de arte, mobiliario, paneles fotográficos, restituciones de fachadas y volúmenes e incluso complementos audiovisuales.

Este recorrido servirá, antes que nada, para reivindicar la labor de estos creadores que, en contacto con las corrientes plásticas de la época, ensayaron una arquitectura que celebraba la modernidad sin someterse por ello al dogmatismo que sí habían abrazado los arquitectos vinculados al Movimiento Moderno. En un país que aún luchaba por recuperarse de la guerra, estos arquitectos trabajaron una arquitectura realista, marcada por una vocación de practicidad, sin por ello renunciar a la belleza.

Dentro de este heterogéneo grupo de profesionales, descuellan figuras como los hermanos Francisco y Federico Somolinos (autores de los almacenes Al Pelayo y, el segundo, de la Delegación Provincial de Sindicatos, entre otros edificios), Ignacio Álvarez Castelao (Facultad de Ciencias Geológicas y Biológicas), Juan Vallaure (Cine Ayala), o Joaquín Vaquero Palacios (Central Eléctrica de Grandas de Salime, en colaboración con su hijo, Joaquín Vaquero Turcios), entre otros.

A través de la obra de éstos y otros creadores, se descubre una Asturias distinta, que lucha por dejar atrás los rigores del primer franquismo para recuperar el paso de su tiempo. Una reivindicación necesaria que coincide además con que otra exposición, en este caso del Museo Thyssen-Bornemisza, dedica a la obra de otro arquitecto que inició su andadura en esta misma época: Rafael Moneo.

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