El concierto Extraordinario de Semana Santa que la OSPA ofreció ayer en Oviedo puso sobre el escenario del Auditorio al director asturiano Pablo González, con el que los profesores de la orquesta alcanzan cotas de gran calidad. Junto a la OSPA y González, compartía escenario el coro "El León de Oro", otra de las agrupaciones más destacadas del panorama musical asturiano. Fue realmente impresionante la interpretación de este coro de Luanco, que fue muy aplaudido por el escaso público que acudió.

La obra elegida fue el oratorio "La infancia de Cristo", del compositor francés Héctor Berlioz. Una obra ambiciosa y de grandes proporciones, que constituye todo un clásico de las programaciones sinfónicas en torno a la Navidad, pero que en esta ocasión se ha retrasado casi al comienzo de la Semana Santa. Berlioz, que en contra de lo que se cree habitualmente dedicó gran parte de su catálogo a obras donde las partes vocales centran toda la atención, introdujo aquí 7 personajes que se repartieron entre los 5 solistas que ayer participaron en este concierto extraordinario. La mezzo Clara Mouriz, el tenor Agustín Prunell-Friend, el barítono Arttu Kataja, el bajo barítono Pablo Ruiz, el bajo Marc Pujol. El que llevaba todo el peso de la parte solista fue Prunell-Friend. El concierto contó con un interesante juego de luces, que resaltó la parte solista de las dos flautas y el arpa, que también gustó mucho al público. Tanto los solistas como el coro iban entrando y saliendo según les correspondiera cantar. Reconocimiento especial merece el maestro Pablo González, siempre al frente de obras ambiciosas, como lo es ésta, y preciso en el podio. La orquestación de "La infancia de Cristo" sigue en la estela beethoveniana, aunque sí hay en la partitura mayor implicación de los metales, y los músicos de la OSPA supieron resolverlas de un modo solvente. También la sección de maderas merece destacarse por la importancia de sus pasajes en la obra.