Ya ha llovido desde que en 1982 "Siniestro Total" publicase su primer disco. Tres décadas después, la banda gallega se maneja con idéntica energía, por mucho que los años no pasen en balde. Anoche en Gijón, el legendario grupo que integran Julián Hernández, Javier Soto, Óscar G. Avendaño, Ángel González y Jorge Beltrán estrenó gira de presentación de su nuevo trabajo, "El mundo da vueltas". Y vaya si las da. Tantas como para abrir el concierto con "Dile adiós al rock and roll" en versión apocalíptica.

Finalizado el primer tema de la noche, Hernández, ese señor de negro, se dirigió al respetable, unos trescientos incondicionales, en estos términos: "Buenas noches, hermanos y hermanas. Estar en Gijón es como estar en casa". Y sin solución de continuidad sonó una de las míticas composiciones de la banda, el "Sweet home Alabama" en versión "minha terra galega", acompañada de un coro de vozarrones desde el patio. A la segunda y ya el ambiente era de fiesta, con treinta años de diferencia.

Después vendría "Emilio Cao", aquel homenaje surrealista que hicieron al célebre compositor de música folk gallega con el que en alguna ocasión compartieron escenario; "Black jack", la demostración de que Dios no juega a los dados y hace trampas con el azar; y canciones más o menos reconocidas de las distintas etapas de esta formación que combate con decibelios y contundencia rockera los síntomas de la decrepitud.

Y así lo hicieron durante la algo más de hora y media que duró su actuación, con frecuentes guiños de complicidad al público, dando caña con la misma irreverencia de los viejos tiempos cuando sonaron, entre otros temas míticos, "Camino de la cama", "Ay, Dolores". O la sorprendente canción "Keke Rosberg".

Como reconocía Julián Hernández esta semana en una entrevista concedida LA NUEVA ESPAÑA, "seguimos siendo unos irresponsables y con la misma chaladura que cuando empezamos". Y no miente: pueden ser más viejos -a la vista salta- pero no menos ácidos. Ayer noche lo demostraron de sobra en Gijón.