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Vivir con el corazón "al revés"

La cardiopatía congénita que padecía la exministra Carme Chacón consiste en la inversión de las conexiones de las venas y arterias con las dos partes del órgano

Vivir con el corazón "al revés"

Su corazón le hizo saber desde muy pronto que "todos los días son un regalo". Carme Chacón contó varias veces cómo su "corazón al revés" le enseñó a vivir "con esa sensación de privilegio que a menudo olvidamos". La exministra socialista, fallecida el domingo a los 46 años, se había resistido a vivir completamente condicionada por una cardiopatía congénita que gracias a la medicina no le quitó el baloncesto, ni la maternidad, ni dieciocho viajes a Afganistán mientras fue la primera mujer al frente de Defensa, algunos de ellos durante su embarazo. "A mí me educaron para sobrevivir", dijo una vez.

La patología que coloquialmente se conoce como "corazón al revés" es muy básicamente eso. El fallo, técnicamente "transposición de grandes vasos", se sustancia en un error congénito de conexión en el que "lo que tendría que ser el ventrículo derecho se comporta como un ventrículo izquierdo porque está conectado al sistema del izquierdo, y viceversa". David Calvo, cardiólogo del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), explica así que el problema se manifiesta porque las dos partes del corazón "son dos sistemas distintos, que trabajan a presiones diferentes", y la inversión de las conexiones de venas y arterias obliga a que "cada uno de los ventrículos opere en unas condiciones distintas de aquéllas para las que está preparado, o para las que ha sido diseñado". Esa alteración de la anatomía del órgano "sobrecarga de trabajo" el corazón del paciente e incrementa los riesgos de colapso hasta extremos que pueden ser muy graves.

Al estar conectados a la circulación que no les corresponde -el ventrículo derecho debería estar enlazado a la circulación pulmonar, que transporta la sangre desoxigenada a los pulmones, y el izquierdo a la sistémica, que la impulsa al resto de los tejidos del cuerpo-, se desata "un problema tremendamente grave que puede causar la muerte en el nacimiento". Superado ese momento crítico, el riesgo de muerte súbita continúa siendo sensiblemente superior al de un corazón sin malformaciones, pero sucede que la transposición también puede corregirse "de manera natural" en los casos en los que el órgano es capaz de "buscarse su propio camino para que la circulación se autocorrija", apunta Calvo. Eso pasa sin que el corazón deje de tener las venas y arterias conectadas a la inversa, sobrecargado de trabajo y expuesto a "un fallo cardiaco, a una insuficiencia o a un problema eléctrico, a una arritmia grave" que puede resultar fatal cuando sobreviene en solitario, o sin tener al alcance una maniobra de reanimación urgente.

Se puede vivir con el "corazón al revés", sobre el que también cabe una fórmula de corrección quirúrgica para actuar en los casos en los que no sea suficiente la rectificación natural. La intervención, mediante la técnica de "Mustard" o "Senning", supone una "recanalización o reconducción de los flujos de sangre que llegan y salen del corazón", apunta Calvo, "para poder mantener así una estabilidad". Carme Chacón confesaba que vivía "con plenitud", consciente de lo que podía y lo que debía dejar de hacer, rondando una normalidad sometida a los preceptivos controles médicos. El cardiólogo David Calvo indica que a los pacientes con su patología se les recomienda en general una vida tranquila y una actividad física moderada, sin fatiga ni grandes exigencias competitivas.

Ella pudo incluso ser madre. El embarazo, señala el doctor, conlleva un riesgo en términos generales para las mujeres que padecen una cardiopatía. Se explica por el sobreesfuerzo que la gestación exige del corazón, pero también "muchas veces, en situaciones de corrección completa de la transposición por situaciones de estabilidad clínica sin fracaso de la actividad de bombeo del corazón se puede completar un embarazo sin complicaciones". Chacón confesó que lo primero que hizo al despertar tras dar a luz fue preguntar por el corazón de Miquel, que hoy tiene 9 años. Durante el embarazo "ya se veía que no tenía nada, pero cuando desperté pregunté por su corazón. Ese temor lo tienes siempre, vives con él".

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