El Prerrománico asturiano sufre las consecuencias del laberinto político y administrativo en el que viven estos bienes propiedad de la Iglesia pero bajo competencia de las administraciones central y autonómica. La urgente rehabilitación de las pinturas de San Miguel de Lillo se ha quedado sin asignación en los Presupuestos estatales, pese a las promesas del Gobierno al Principado de que sí habilitaría fondos. No es la primera vez que las pinturas de Lillo acaban afectadas por la política: hace ahora cuatro años, una polémica en la Junta General del Principado paralizó la intervención sobre la figura entronizada, un panel del templo prerrománico que, según alertan los expertos, corre riesgo de desprenderse.

La marginación que sufre el Prerrománico en los Presupuestos del Estado está ahora pendiente de una enmienda de Ciudadanos, cuyos votos claves podrían permitir recuperar los 457.600 euros que el Principado había acordado con el Instituto de Patrimonio Cultural de España (IPCE) para acometer la primera fase de una rehabilitación cuyo coste total es de 1,7 millones de euros. Pero hace cuatro años, en el parlamento asturiano, se frenó la restauración de las pinturas, que ya estaba lanzada. El restaurador que iba a acometer esa intervención, Jesús Puras, lamentaba la resolución de aquel episodio en la edición de este martes de LA NUEVA ESPAÑA. "Lo lamentable es que esta intervención sobre el 'Entronizado' se iba a ejecutar hace unos años, a continuación de la restauración de la figura del músico, y esa obra se paró porque algunos grupos políticos, dentro de la Junta General del Principado, se dedicaron a poner palos en las ruedas y llegaron a poner denunciar para que no se hicieran los trabajos. De no ser por eso, la figura entronizada estaría consolidada", relataba Puras.

Las alusiones del restaurador se refieren a PP y Foro Asturias. A principios de aquel año, Puras fue contratado por la Consejería de Cultura para realizar una intervención de urgencia sobre la figura del músico, en la propia iglesia de San Miguel de Lillo, cifrada en 8.000 euros. Pese a que se había informado de la intervención al Consejo de Patrimonio, el grupo popular en la Junta acusó a la consejería de realizar "una restauración clandestina" y el entonces diputado del PP Alfonso Román López puso en duda tanto el mecanismo utilizado para adjudicar las obras como la elección de Puras, aludiendo a su participación en la controvertida restauración de la iglesia románica de Santa Eulalia de Abamia.

La intervención en Abamia, en 2007, derivó en una gran polémica debido a la decisión de enlucir sus muros, contrafuertes incluidos, con un estuvo de color ocre que dio a los muros una tonalidad amarilla muy fuerte. Puras, que redactó el proyecto, defendió la intervención con argumentos histórico-artísticos, pero la deficiente ejecución de la obra acabó por devorar cualquier argumento en favor de la restauración.

La figura de Puras -un profesional con más de treinta años de experiencia y que a juicio de muchos historiadores es el principal experto en restauración del Prerrománico Asturiano- volvió a salir a colación en un pleno de la Junta, cuando la entonces diputada de Foro Asturias María del Mar García Poo acusó a la Consejería de Cultura de hacer una restauración "de urgencia, a la trágala y por contrato directo", y sin atender a los protocolos del IPCE.

Estas acusaciones fueron replicadas de inmediato por la que era Consejera de Cultura, Ana García, quien defendió la urgencia de la intervención sobre la figura del "Músico". García, además, echó un capote al restaurador, achacando a las "filias y fobias" de Foro y su entorno las críticas a Puras, cuya proyección profesional, acaso también su manera de trabajar, podrían haberle granjeado algunas enemistades.

La consecuencia de la polémica fue la paralización de la actuación programada sobre la figura entronizada de Lillo, principalmente por las dudas vertidas sobre el proceso de contratación de la restauración del "Músico", con una administración que extremaba los procesos de contratación y la pulcritud de cualquier trámite tras el estallido del caso "Marea", la trama corrupta en torno a la adjudicación de contratos en la administración regional con Álvarez Areces.

Cuatro años después, el Principado prevé retomar la intervención sobre el "Entronizado", con fondos propios, mientras confía en que las negociaciones presupuestarias permitan acometer la restauración de la totalidad de las pinturas de Lillo. Un objetivo plausible pero que depende ahora de la enmienda de Ciudadanos.