Un acusado ha aceptado este martes durante un juicio una condena de dos años de cárcel tras admitir que maltrató de forma habitual a su pareja y que, con unos alicates, le arrancó los 'piercings' que llevaba en la vagina.

La vista oral se ha celebrado en la sección primera de la Audiencia de Alicante y se saldado con un acuerdo entre la fiscalía, la defensa y la acusación particular, según han informado fuentes judiciales.

El procesado, Vicktors C., mantuvo durante más de veinte años una relación sentimental con la perjudicada, con la que convivía en una vivienda de la alicantina población de Callosa de Segura.

Según la fiscalía, desde el inicio de esa convivencia, "de forma casi constante y permanente, trató violentamente" a su pareja "con ánimo de menoscabar su integridad física y psíquica".

Así, solía empujarla y abofetearla mientras le decía "hija de puta, idiota, fea, gorda", y otras veces le amenazaba de muerte gritando "te mato o mejor te dejo inválida para destrozarte la vida", al tiempo que esgrimía "cuchillos o alicates de punta".

Igualmente, "le ha echado violentamente de la casa que compartían, diciéndole que daba por terminada la relación, hasta que al final ella le pedía volver", de acuerdo con la versión del ministerio público que el propio reo ha confesado esta mañana.

Entre el 21 y el 22 de febrero de 2015, la pareja se enzarzó en una discusión después de que él le acusara de mantener relaciones sexuales con un vecino.

Vicktors C. dejó inconsciente a su pareja tras propinarle varios puñetazos y a continuación le arrancó con unos alicates los 'piercings' que ella llevaba en sus genitales, tal y como él mismo ha admitido.

La agredida se despertó de madrugada y se fue a casa de unos amigos, aunque regresó al domicilio común esa misma tarde y volvió a ser golpeada por su compañero.

Al final logró escapar de su agresor, pero sufrió varias heridas en la cara, en las extremidades y en la espalda, así como la pérdida de parte del labio menor izquierdo de la vulva.

La fiscalía ha eliminado este lunes de su calificación jurídica la referencia a una "deformidad" como consecuencia de esa agresión genital, al igual que ha hecho la acusación particular, y ha rebajado en un año y medio su petición de condena, según las fuentes consultadas.

La víctima no será indemnizada porque renunció a ello durante la instrucción de la causa, a pesar de que padece un cuadro clínico compatible con un trastorno de estrés postraumático.

Según un informe pericial aportado al procedimiento, como ocurre en otros casos de violencia machista, ha llegado a minimizar y justificar las agresiones de las que ha sido objeto, cuando no a culparse a sí misma de ellas debido a su "elevada dependencia emocional" del agresor y una baja percepción de "la gravedad y peligosidad existente".