Natural de Taiwan y formado musicalmente en Australia, Ray Chen (1989) es uno de los violinistas de más talento y proyección del panorama internacional. Una faceta que no le impide mantener una constante cercanía con el público, a través de las redes sociales y Youtube, plataforma en la que sus divertidos vídeos ayudan a acercar la música clásica a los más jóvenes. Esta semana, el concertista acudió a Asturias para actuar, junto a la Orquesta Sinfónica del Principado (OSPA) en dos conciertos en Avilés y en el auditorio de Oviedo, donde cierra su periplo astur este viernes, a partir de las 20.00 horas.

-En sus dos conciertos en Asturias interpreta el concierto para violín en mi menor de Mendelssohn. ¿Por qué esta pieza?

-Para mí es una obra muy especial, porque la toqué por primera vez con nueve o diez años. Es uno de los cuatro grandes conciertos alemanes para violín, con los de Beethoven, Bruch y Brahms. Pero el de Mendelssohn es una gema, es la joya de los conciertos. Es romántico pero clásico. Y es más música de cámara: la manera en la que la música interacciona con la orquesta es muy cercana, no es un complemento sino que el violín interacciona con la orquesta. Y además tiene una de las entradas más difíciles en todo el repertorio del violín: sólo tienes una parte y media para hacer la entrada. En el de Brahms tienes minuto y medio; en el de Beethoven al menos dos minutos. Pero en esta lo tienes que hacer de forma inmediata. Es además un concierto muy apasionado, y muy técnico

-Entiendo que exige además una concentración total por parte del intérprete€

-Sí, absolutamente. El solo de violín es además muy visible.

-¡Especialmente en su caso, que toca un Stradivarius! ¿Cómo llegó esa pieza a sus manos?

-Es un préstamo de la Nippon Music Foundation, una pieza que para mí es muy especial no sólo por su sonido, también por su historia: lo tocó en su día Joseph Joachim. Este es el Stradivarius "Joachim", con él tocó los conciertos de Schumann y Brahms.

-Una pieza valiosa, ¿ha tenido problemas en los aeropuertos, a la hora de facturarlo o viajar con él?

-Yo nunca he tenido problemas, porque el violín viaja siempre conmigo. Sí que he oído a otros músicos amigos que habían tenido algún problema con sus instrumentos, porque les pedían facturarlo o algo. Pero yo siempre he pedido que por favor me dejen subirlo a cabina, y nunca me han puesto reparos. Pienso que algunas veces pueden intentar ponerte algún problema, dependiendo de la gente, pero yo siempre trato de ser amable. Y eso ayuda.

-¿Cómo logra combinar su trabajo con esa presencia en las redes?

-A veces es duro, porque lo hago yo todo y a veces necesito un descanso. Pero es un gran medio para comunicarse con generaciones más jóvenes. Y como artista joven, especialmente, estas nuevas generaciones son las futuras audiencias de la música. En el pasado, el medio para mantenerse conectado era la televisión. Pero ahora internet es el medio para que la gente te vea.

-¿Es importante para su carrera?

-Creo que sí, que me ayuda. Especialmente para que la gente te conozca y poder ver a gente joven en sitios donde el público suele ser gente mayor.

-¿Permite introducir a gente joven en la música clásica?

-Ese es el siguiente paso. Hay dos tipos de audiencias para la música clásica: los abonados, que van a conciertos diez o doce veces al año, y mucha gente joven que está estudiando música, que aprenden a tocar algún instrumento. Esta es gente que no va a los conciertos, porque los conciertos de música clásica no tienen nada que ver con ellos. Hablamos de gente de 5 a 15 años, que pueden llegar o no a ser músicos profesionales. Y normalmente no van a conciertos de música clásica: pueden ir a uno o dos, pero no va habitualmente porque no conocen a los concertistas. Es como ir a ver una película: si tú no conoces a los intérpretes, no vas a ver la película. Porque además la gente no tiene dinero o tiempo, principalmente tiempo, y deciden invertir su dinero en otra cosa. Pero si tienen quince años y van dos o tres veces al año, puede estar bien para que luego lo puedan ir incrementando. Y a la larga tendrán la oportunidad de suscribirse, de abonarse.

-Y las redes sociales pueden ser una manera de conectar, de que conozcan a los concertistas€

-Sí, seguro. Porque así la gente joven se puede relacionar con los intérpretes. Porque la música de violín puede no parecer "cool" para una persona normal, pero si ven un vídeo divertido, de un artista joven, quizás les empiece a parecer "cool".

-Precisamente, sus vídeos son muy divertidos, se percibe un gran sentido del humor€

-Es un humor con el que la gente joven puede conectar. Me llegan cartas diciendo: "mis hijos de seis o nueve años son muy fans de tus vídeos, sé que vas a venir a actuar a la ciudad y voy a llevarles para que vean tu otra faceta". Eso les ayuda a que entiendan la música.