Dentro del conjunto de los arquitectos asturianos que marcaron el retorno a la modernidad en la región, en ese momento de esplendor que se concretó entre 1950 y 1965, pocos alcanzaron el renombre, aún en su época, del ovetense Juan Vallaure. Un arquitecto cuya figura fue perfilada ayer, en el Museo de Bellas Artes de Asturias, por la historiadora del Arte Sara Moro.

Para concretar la trayectoria de Vallaure, Moro se centró en la obra residencial que el arquitecto desarrolló en Oviedo entre 1952 -cuando construye el edificio de Melquíades Álvarez número 10- y 1967 -cuando diversos cambios en el sector limitan la libertad de los arquitectos-. "Vallaure fue un arquitecto muy reconocido en su época. Había comenzado a trabajar, como el resto de esa generación, en la etapa autárquica, muy vinculado a Regiones Devastadas", explica la historiadora, que analizó cómo Vallaure fue, ya en la década de 1950, unos de los abanderados de esa modernidad que marcó la arquitectura asturiana.

"Es un momento en el que los arquitectos tienen más libertad, pueden ser más ellos. Vallaure hace mucha obra residencial en Oviedo en estos años, así como otras obras emblemáticas como el Bar Astoria, el Cine Ayala, el Kopa Bar y el Kopa Club. Era un hombre que tenía un número de encargos muy grande, porque gustaba como arquitecto y gustaba su personalidad, la cual se refleja además en los elementos formales de sus edificios", reflexiona Moro.

Este momento de esplendor de la modernidad en la capital se frena a partir de 1967: "Los arquitectos han de enfrentarse a nuevas exigencias y se busca más la rentabilidad económica, aun a costa de esa libertad que los arquitectos tenían en los primeros años de los sesenta".