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"Mi vida hasta hace doce años podría haber hecho mella en mí, pero me ha fortalecido"

"Mi madre murió cuando yo tenía 2 años, y mi padre, cuando cumplí 12; a cambio, he tenido amigos fantásticos"

José Luis Velázquez, en Oviedo. MIKI LÓPEZ

José Luis Velázquez (Madrid, 1980) es director de Desenfocado Producciones, que en dos años lleva 17 premios. Su último corto, "eXit", un thriller de suspense con connotaciones tecnológicas, recibió esta semana un premio en el Falcon International Film Festival de Londres. Su último clip, el de Paula Rojo, se estrenó el viernes.

Le piden que haga más clips de los que pueden las veinte personas que colaboran. Trabaja en Supercash, está casado, tiene un hijo de 7 años y una hipoteca. "En mi situación no me atrevo a dar el salto y dejar mi trabajo seguro".

- ¿Qué tal le va?

-Mi naturaleza optimista ha funcionado bien y de doce años para acá todo ha mejorado. El resto de mi vida podría haberme hecho mella, pero me ha fortalecido.

- ¿Qué le hizo más fuerte?

-Mi madre murió cuando yo tenía dos años y dos meses. Se llamaba Rosa. A veces tengo que pensar su nombre.

- ¿Sintió su ausencia?

-No. Vino mi abuela Teresa, fantástica. Murió en 2002. De niño me preguntaban "¿dónde está tu mamá?" y yo señalaba al que me llevaba de la mano. Mi padre, Alfredo, murió cuando yo tenía 12 años. A cambio, he tenido amigos fantásticos y he conocido gente determinante en mi vida.

- Su padre.

-Me inculcó la afición por el cine. Con él vi películas de Chaplin, Laurel y Hardy, Buster Keaton, los hermanos Marx y Hitchcock. Le gustaban El Presi y Antonio Machín. Los momentos más emotivos eran cuando venía gente a casa, le pedían que cantase y terminaban llorando.

- ¿Tiene hermanos?

-Sí. En casa pasamos casi dos años sin televisión y busqué alternativas en los libros de Maite, 7 años mayor que yo, y en los discos de Alfredo, 9 años mayor. A los 8 años veía a Chaplin, leía a Stephen King y escuchaba heavy. Podía haberme vuelto loco.

- ¿Por qué?

-Mi padre trabajaba en el tren y, a veces, tenía viajes de dos días. En esa época mi abuela no estaba. Con 8 años pasaba solo en casa dos días. Sé que suena fatal, pero no lo pasaba mal: leía y escribía. Cogía dinero de un plato, compraba lo que me apetecía y comía.

- Vino a Asturias en 1992.

-Mi familia es asturiana. Mi padre era cantante de la orquesta "Orfeo" y conoció a mi madre en un concierto en Belmonte. Luego trabajó en otras cosas y acabó en los Talgo y en Madrid. Me llevaba al Bernabeu a ver el Madrid-Oviedo y me decía: "Tú tienes que ser del Oviedo". Soy del Madrid y del Oviedo.

- No se quedó en Madrid.

-Mis hermanos tenían hecha su vida y mi abuela estaba muy mayor. Vine a Godán (Salas) a casa de unos tíos paternos.

- De Madrid a Godán.

-De la jungla de asfalto a vacas, hierba, cerdos y gallinas. No sé cómo funcionó mi cabeza entonces. Cuando murió mi padre, no lloré. Llegué como un autómata hasta que me fui adaptando. Conservo amigos allí.

- En Godán, de cine nada.

-Veía el que daba televisión y compraba libros con lo que ahorraba de las 500 pesetas semanales que ganaba de monaguillo.

- ¿Cuánto estuvo en Godán?

-Hasta los 19. Me independicé gracias a unos ahorros de la pensión de orfandad. Pasé a un piso de estudiantes en Villafría (Oviedo). Empecé Filología Inglesa. Iba dos veces por semana al cine. Hice la mitad de la carrera. Sin la presión del instituto, me evadí.

- Lo habrá pasado bien.

-Quise hacer cosas en lo que me gustaba. Empecé por la música. Había muchos grupos y probé como vocalista con varios. No era mi virtud y me di cuenta pronto. Siempre he escrito.

- ¿Qué escribe?

-Relatos cortos y pensamientos... no sé si se puede llamar poesía. Escribía folios de pensamientos y era muy terapéutico para expulsar lo que tenía dentro.

- ¿Estuvo confuso en la vida?

-No. Siempre he tenido donde dirigirme.

- Dejó de estudiar a los 22 y...

-Fui repartidor de comida en moto y trabajé en Círculo de Lectores, donde aprendí a leer a la gente. Conocí a una chica que vivía en Pontevedra y fui para allí.

- ¿Sin dudar?

-Santiago Iglesias, un compañero de piso que influyó mucho en mi optimismo enfermizo, me dijo "Oviedo va a seguir aquí. ¿Qué te puede pasar?, ¿que aprendas cosas?". Santiago dejaba la bici en el portal sin atar, le decíamos: "¿No tienes miedo de que te la roben?", y contestaba: "No puedo vivir con miedo".

- ¿Cuánto estuvo en Galicia?

-Un año. La relación salió mal. Volví, trabajé en un almacén de Alimerka y ahora soy mozo de almacén en Supercash. Conocí a mi mujer, Toñi Ugarte, que trabajaba en una tienda del Milán, donde yo compraba. Me resultaba simpática. Luego empezó a trabajar en el bar donde yo iba a escribir. Un día quedé con ella a cerrar el bar. Llevamos once años.

- Tienen un hijo de 7 años.

-Alberto, sale en tres videoclips. Hago como hicieron conmigo: dejo libros y películas a su alcance. Intenté inculcarle el fútbol, del que soy fan, y él, nada.

- ¿Cómo empezó en el cine?

-Conocí a Jorge Dopacio en 2001 en la cocina de la casa de estudiantes leyendo el periódico y ese mismo día acabamos viendo pelis. En 2003 me propuso hacer un corto y hacía cine a nivel muy casero. Mis razones para la adrenalina son mi mujer, mi hijo, Desenfocado y mis amigos.

- Tiene su familia, pero da mucho valor a los amigos.

-Uno de ellos es el productor musical Juan Taboada, que emana sabiduría. Diez minutos con él es una master class de la vida. Nos apoyó y fue corrigiendo lo que hacíamos mal. Quiero ser Juan Taboada de mayor. La persona más reciente de Desenfocado es Susana Fernández, que se incorporó hace tres años, cuando eclosionamos. Ella nos ha convertido en profesionales.

- ¿Qué hace?

-Es productora. Mi mano derecha es Héctor Herrería, director de fotografía y codirector de "Mírame", un corto dramático que hicimos con medios ínfimos y lleva once premios.

- Cuando veía películas de Chaplin, hacer cine le parecería inimaginable.

-Antes, lo audiovisual era muy caro. El que tenía una gran cámara pedía un gran precio. Ahora hay muchos operadores. Nosotros no tenemos cámaras y hago el montaje en el ordenador en casa. La gente colabora por la calidad de los proyectos. Puedes hacer una película entre amigos con cero euros o puede costar 80.000.

- Los videoclips.

-Curan mi frustración musical y hacemos como Orson Welles, con el dinero de ese trabajo para otros arañamos para hacer nuestro cine. El último, que estrenamos esta semana, es el de Paula Rojo. Enrique Patricio preguntó qué empresa era la que mejor los hacía y cuatro personas nos recomendaron.

- Hacer cine en Asturias es posible, ¿sacarlo de Asturias?

-Distribuyo a través de internet lo que hago, inscribiendo los trabajos por poco dinero y así nos han seleccionados para más de cien festivales.

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