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Seis años de la gran protesta social contra la crisis económica y política

15-M: el despertar tras el gran sueño

Algunos de los líderes de aquellas protestas de 2011 en Asturias admiten que la movilización aspiraba a un cambio mucho más profundo e inmediato | Muchos participantes que luego no se integraron en las filas de Podemos rechazan su estructura de partido y sus objetivos

un grupo de jóvenes acampados en el Ayuntamiento de Gijón Marcos León

"En las plazas creo que las cosas estaban bien como estaban. Era incontrolable: la creatividad, las ganas con las que se protestaba... Yo no cambiaría las plazas: cambiaría los hechos posteriores, la forma de defenderse del sistema y de agruparse las personas, porque creo que el debate que abrimos el 15-M era mucho más profundo que la creación de un partido". Quien así habla es Beatriz Menéndez, licenciada en Historia del Arte y desempleada en la actualidad, que fue una de las participantes en las protestas del 15-M en Asturias, seis años atrás. No es la única que opina así: entre las personas que salieron a las calles en aquel momento, son muchas las que piensan que la evolución del movimiento no es la que se pretendía en origen. Frente a esta posición, la de los desencantados, está la de aquellos que han orientado sus ansias de cambio hacia la participación en colectivos sociales o la militancia política.

Según los participantes en las protestas, en el 15-M se sitúa el origen de iniciativas como la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) o las llamadas "mareas", además de marcar un punto clave en la trayectoria política de varios de los dirigentes de Podemos y sus "marcas blancas". Unas formaciones que, en el caso concreto de Asturias y Oviedo, tienen un antecedente en el centro social de "La Madreña".

"Haciendo un símil con las series, se podría decir que del 15-M salieron varios 'spin-off'", sostiene Emilio León, diputado de Podemos en la Junta General del Principado. "La Madreña", dice León, sería una de esas continuaciones: "Surgió como una necesidad estratégica del movimiento. Tras el 15-M sabíamos que entrábamos en una fase distinta. Era muy difícil seguir en las calles y necesitábamos un cuartel general desde el que pudiéramos ofrecer la posibilidad de que más sectores sociales, más damnificados de la crisis, pudiesen conectarse. Necesitábamos un catalizador social, y en el caso concreto de ese edificio queríamos frenar una operación especulativa".

La experiencia duró entre el 15 de noviembre de 2011 y el 3 de junio de 2014, cuando se desalojó el edificio. "Abrimos el espacio preciso para que de ese proyecto saliera otro 'spin-off', que fue el impulso fundamental de Podemos Asturias", afirma León, que explica en la influencia de "La Madreña" el que el proyecto podemista en Asturias tenga "un perfil propio y unos rasgos muy particulares". Además de León, de "La Madreña" salieron los también diputados Daniel Ripa y Andrés "Ron" Fernández, así como Rubén Rosón, concejal de Somos Oviedo. Y otra edil ovetense, Ana Taboada, se encargó de la defensa legal de los imputados por la ocupación del edificio.

"El 15-M fue un momento de inflexión, de decir 'no estamos solos'. Todo aquello que muchos decíamos era compartido por gente de muchos espectros, desde el profesor de universidad hasta la trabajadora del hogar o los colectivos de estudiantes. Creo que hizo que hubiera un debate sobre la democracia que tenemos en este país", reflexiona Taboada.

Para ella, la evolución hacia la militancia política activa fue algo lógico, que respondía a un objetivo: "El 15-M fue un momento de inflexión, y un movimiento muy espontáneo, lo que le dio mucha frescura. Pero no es fácil transformar en dos días un sistema de cuarenta años. Se han logrado avances y se han transformado cosas porque ha habido votos que lo han hecho posible", sostiene.

Todos estos líderes de Podemos y sus fuerzas afines tienen una cualidad en común: ya tenían una trayectoria reivindicativa previa a su participación en el 15-M. Pero el movimiento logró implicar también a personas que no se habían posicionado previamente. Es el caso de Beatriz Menéndez, que tenía treinta años en la época y que apenas había participado en algunas protestas en sus tiempos de estudiante en la Universidad de Oviedo. "Lo viví con muchísima intensidad. Encontré un lugar en el que no me sentía un bicho raro cuando hablaba de la situación política. Empecé en la cocina y acabé en la organización de asambleas", relata.

Posteriormente, esta gijonesa participaría en los primeros pasos de Podemos. "Estaba implicada cuando era más abierto, sin una línea de partido. Pero Podemos en general, no en el caso de Asturias, creo que ha envejecido rápidamente", reflexiona.

Desde las filas de Podemos se asume este desencanto, aunque se atribuye a la consolidación de una estructura de partido que, por otro lado, consideran necesaria. "Desde mi punto de vista, el surgimiento de Podemos era lo que estábamos necesitando, pero entiendo la desilusión de quien esperaba un cambio inminente o que no pensara que tuviéramos que pasar por la construcción de un partido y de una estructura", sostiene Primitivo Abella, concejal de Podemos en Avilés y participante en las protestas del 15-M en la ciudad.

Esta variedad de opiniones responde también a la diversidad de perfiles humanos que colaboraron en las protestas. "Fue algo curioso, un movimiento espontáneo y horizontal. Todo se decidía en las asambleas, había grandes ideas y ganas de luchar. Tuvo la virtud de reunir gran cantidad de sensibilidades sociales y políticas. Supuso la ruptura de una barrera, acabó con la paralización que había antes, de habernos instalado en una política de pactos que no llevaban a nada", sostiene Cándido González Carnero, veterano sindicalista de la Corriente Sindical de Izquierdas (CSI).

"La clave de bóveda del 15-M es que no era una movilización que sacase a los de siempre a la calle. Por alguna razón, quizás porque no lo convocaba ningún colectivo conocido, convocó también a gente nueva. Y aparte, esa gente nueva se puso al mando del tema", sostiene Diego Díaz, que en la época preparaba su tesis doctoral en Historia y que acabaría viviendo la recta final de las protestas en Barcelona.

Díaz participó en la acampada en La Escandalera y, al igual que muchos de aquellos manifestantes, acabó integrado en las filas de Podemos. "El partido es una flecha que salió de aquellas movilizaciones, pero no la única. Hay mucha gente, de hecho, a la que Podemos le parece una traición a los principios del 15-M. Pero otros vimos que esta movilización que lleva al colapso del gobierno era irreal, y vimos que hacía falta una acción política", argumenta.

"Creo que hay que separar el 15-M de Podemos, y también la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) de Podemos. La PAH, que en Asturias nació en la plaza Mayor de Gijón durante las protestas, es asamblearia, y creo que Podemos no es lo mismo para nada: Podemos es vertical", argumenta Rocío Romay, trabajadora del sector sanitario.

Según relata Romay, el origen de la PAH fue un desahucio que se logró paralizar después de que se alertara a los manifestantes de la plaza. Miguel Angel García, impulsor de la plataforma en Asturias y su portavoz desde sus inicios, completa el relato: "Fuimos a Madrid a una asamblea estatal, fue el 11 de junio, y allí tomé conciencia del problema de los desahucios. Volví con la idea de que había que hacer algo y se formó Stop Desahucios, que se dedicaba básicamente a paralizar desahucios. A finales de 2011 creamos la PAH, trabajando ya en asesoramiento legal y en el empoderamiento de las familias, explicándoles cómo pueden parar su caso".

A la hora de valorar la evolución política de una parte del movimiento, García reconoce compartir la visión de que Podemos traiciona algunos de los principios del 15-M: "Una de las cosas que más me llamó la atención era una pancarta que decía: 'No somos mercancía en manos de políticos y banqueros'. Ahora un partido dice recoger la herencia del 15-M, pero un partido no puede recoger todo lo que era el 15-M. Para empezar, la participación ciudadana no puede limitarse a meter una papeleta en la urna cada cuatro años. Un partido político no nos representa a todos", reflexiona.

En el seno del partido defienden la herencia del 15-M, aunque reconocen que la dimensión y la naturaleza del movimiento diferían de las de Podemos. "Quizás había unas expectativas muy grandes, proporcionales a lo que estábamos viviendo. No es fácil seguir con el ritmo de las movilizaciones del 15-M, y es lógico que haya movimientos de relevo. Pero los procesos colectivos siempre dejan aprendizajes que la gente se lleva a su casa, o que aparecen en nuevos proyectos. Eso es energía social que siempre vuelve, que no se disipa", sostiene Emilio León.

"El 15-M fue una escuela para aprender a dialogar desde el respeto. 'No comparto esto que estás diciendo, pero estás aquí'. En Podemos hay mucho de eso, pero también tenemos lo que tenemos: una sociedad poco acostumbrada a discutir de política. Pero yo soy optimista: viniendo de cierta soledad en la lucha, ahora somos muchos y aspiramos a cambiar la sociedad, por primera vez no como una utopía lejana", añade Primitivo Abella.

Pese a las diferencias, todos los participantes en las protestas, incluso los desencantados con esa evolución política, valoran positivamente el impacto del 15-M en su vida. "Cambió mi vida completamente, dio un giro de 180 grados. Las relaciones con las personas, con la sociedad... Incluso tonterías como el que yo no fuera una persona que reciclara", reflexiona Miguel Ángel García.

"Tenía una ilusión tremenda, recuerdo esa sensación de saber que había más como tú, que no eras una loca sola en el mundo. Fue una sensación de pertenecer a algo de una manera que no he vuelto a sentir. Ahora se siguen haciendo cosas, pero no es lo mismo. Allí no había líderes: se decidía entre todos", concluye.

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