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SONIA PUENTE LANDÁZURI | Decana del Colegio de Arquitectos de Asturias

"Si no desarrollamos el proyecto del área metropolitana, Asturias se irá apagando"

"El palacio de Calatrava de Oviedo es uno de los peores desastres urbanísticos de Europa, me parece un despropósito"

Sonia Puente Landázuri, en la sede del Colegio de Arquitectos en Oviedo. LUISMA MURIAS

Sonia Puente Landázuri (Gijón, 1971) cumple un año como decana del Colegio Oficial de Arquitectos de Asturias, al frente de algo más de 900 colegiados. Su objetivo: posicionar a los arquitectos de cara a la salida de la crisis, buscando nuevas alternativas de empleo ahora que estalló la burbuja de la construcción. No duda: dice que ninguna profesión en España ha sufrido como la suya la bofetada de la recesión. Pedieron el 90 % del negocio.

- Con ese tortazo, habrá situaciones crudas.

-Claro. Pues hay gente que se ha marchado, gente que no ha sabido reinventarse dentro de la profesión y se ha dedicado a otra cosa; y muchos arquitectos jóvenes que no son capaces de incorporarse al mundo laboral de la arquitectura.

- ¿Ingresos de un arquitecto hoy?

-En España, el ingreso bruto medio es de 22.000 euros al año. En Asturias, 20.000 euros. Las mujeres en Asturias están en 12.500 euros anuales.

- Se acabó la profesión, ¿no? Tanto estudiar para cobrar tan poco...

-No hay suficiente trabajo para todos los que somos. Tenemos que buscar nuevas vías de trabajo. En eso estamos trabajando desde el Colegio. Los campos en los que puede entrar un arquitecto son infinitos por su formación humanística, artística y técnica. Desde el diseño de moda, a los videojuegos, por ejemplo.

- Se precipitaron desde la cima de la "cadena trófica", digamos.

-Cuando nos tachan de élite, yo digo que élite intelectual, sí. Es verdad que estamos muy bien formados, hemos tenido esa suerte. Ahora, élite económica con los datos que le he dado, no. Ninguna profesión ha sufrido como la nuestra y no ha habido un plan de choque nacional para ver qué pasa con los arquitectos. Y con toda la cadena que va detrás de ellos.

- En la época de la bonanza, uno de los imprescindibles del reparto era el "arquitecto estrella". ¿Están purgando ustedes aquellos excesos?

-La imagen del arquitecto estrella nos perjudica. En el día a día nadie nos compara con Calatrava, pero sí creo que está en el subconsciente popular. Pero luego creo que la sociedad y la propia administración no valoran lo suficiente nuestro trabajo. Es muy normal que una persona que se vaya a hacer una casa te diga: quiero un arquitecto para que me firme los planos. ¿Cómo que para que te firme los planos? Pues ya que tienes que contratarlo, pues estás obligado a ello, utilízalo, aprovéchalo, que tiene un conocimiento muy grande y te puede aportar mucho. Con la administración está pasando lo mismo. Lo estamos viendo en los precios las licitaciones. Permiten bajas de hasta un 70 por ciento. Esto repercute en la calidad, repercute en el ciudadano.

- Sin presión inmobiliaria ya no hay plusvalías que paguen las grandes reformas urbanas pendientes en nuestras ciudades.

-Pero es que tenemos que olvidarnos de que la ciudad se paga con las plusvalías de las viviendas.

- ¿Y cómo lo hacemos?

-Pues yo a veces pongo como ejemplo, e igual es muy aventurado, el caso de Málaga. Que Málaga tenga ahora cuatro museos de primera no creo que sea porque el alcalde y su corporación se quedaron sentados a esperar a que alguien fuera allí a decirles qué interesante es Málaga, vamos a invertir aquí. Pues, por ejemplo, tendremos que salir a promocionar la Universidad de Oviedo y el espacio vacío que tenemos ahí en El Cristo, en los terrenos del antiguos HUCA, a ver qué empresas les puede parecer interesante instalarse aquí. Porque somos pioneros en determinados campos de investigación. Somos muy poco comerciales y tenemos que salir a vender la ciudad, a vender la región. Esos espacios, como los del Cristo o la Fábrica de La Vega o el de la Fábrica de Gas, en el que desde el Colegio de Arquitectos pusimos el foco para conservarlo, no son sólo importantes para Oviedo, son espacios metropolitanos. Y una manera de vender la región es la singularidad de nuestro área central. Primero tenemos que demostrar que trabajamos conjuntamente como un área metropolitana y a partir de ahí salir a vendernos como una aglomeración de 800.000 habitantes que ya puede competir con Bilbao o Vigo. Así atraeremos inversión. Los estudios del Regiolab de Fernando Rubiera dicen que por no estar conformados como región metropolitana nos estamos perdiendo entre un 10 y un 15 por ciento del Producto Interior Bruto. Estamos perdiendo de atraer inversión y de ser competitivos.

- Y entonces por qué no cuaja algo que es una realidad funcional para miles de asturianos. ¿Por voluntad política?

-Nosotros, desde el Colegio, incorporamos al debate que el área metropolitana tiene que conformarse con proyectos concretos; con un plan con proyectos concretos. Ya tenemos experiencia, además. Por ejemplo, Cogersa. Yo no sé qué es lo que falta. Pero el Presidente de Asturias ha manifestado que él cree en ello. El Colegio de Arquitectos se está implicando porque ése es el gran proyecto de Asturias. Eso es lo que puede dar un vuelco a Asturias para las próximas generaciones. Y si no hacemos eso nos vamos a ir apagando poco a poco. La singularidad de este área la hace más atractiva. Quizá esté lastrada por el protagonismo que quieren tener cada una de las ciudades. Pero a sus representantes no les queda otra. Pero los responsables públicos no lo va hacer si los ciudadanos no estamos permanentemente reclamándolo.

- ¿El urbanismo, la voluntad de remodelar nuestras ciudades, está congelada de hace ocho años para acá?

-Totalmente. No se le da la importancia que tiene una buena planificación de la ciudad. Se ve sólo por los recursos que se destinan. Bilbao lleva ya cuatro o cinco años diciendo que va a revisar su plan general y está haciendo toda una labor de participación ciudadana previa para suscitar consenso sobre cómo abordar la regeneración. Y destinan una cantidad brutal de dinero. En Asturias, eso se hace como mero trámite, para resolver algún problema urbanístico puntual. No digo que todo sea destinado al redactor del plan, sino que también pongas dinero en involucrar a toda tu ciudad en mejorarla. Eso dará muchos resultados. El protagonismo ahora es de los ciudadanos, son los que tienen los derechos sobre la ciudad y hay que dárselos. Ese es el cambio del urbanismo del siglo XXI.

- En Bilbao se ve el resultado de esa apuesta por la arquitectura y el urbanismo.

-El Guggenheim es chapó para Bilbao. Pero han hecho mucho daño las malas copias del Guggenheim. No se puede hacer un Guggenheim sin saber qué hay detrás: un proyecto de renovación de ciudad, un proyecto museístico muy potente.

- ¿En Asturias estamos pagando ese malentendido?

-Desde luego con el Calatrava sí. Vendrán luego a por mí (risas), pero yo estoy convencida de que es uno de los peores desastres urbanísticos, sino el que más, de Europa. No me atrevo a decir del mundo porque probablemente en China hay muchos desastres, pero en Europa no conozco nada igual. Y no me tiembla el pulso al decirlo. Me parece un despropósito.

- ¿Y el Niemeyer?

-En cuanto a la gestión interna, de darle uso, es posible, no lo sé. Pero urbanísticamente creo que resuelve muy bien la ciudad, lo que pasa es que le ha pillado la crisis y sea quedado a medias. Pero a mí me parece que está bien implantado, que es un polo tractor para la ría de Avilés.

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