Joachim Sauer, el marido de Angela Merkel, compartió ayer en Sicilia un pequeño periplo turístico con algunas de las primeras damas de los países del G-7. Sauer, tan discreto que apenas se sabe de su existencia, se montó en un helicóptero con la nueva primera dama francesa, Brigitte Macron; la esposa del primer ministro canadiense, Sophie Trudeau, y la del japonés, Aki Abe, para sobrevolar el Etna antes de llegar a Catania al mediodía.

Allí les esperaban la mujer del primer ministro italiano, Emanuela Gentiloni, y Malgorzata Tusk, la esposa del presidente del Consejo Europeo, el político polaco Donald Tusk.

No tomó parte en este programa Philip May, esposo de la primera ministra británica, Theresa May, que es el otro consorte de la reunión de las siete democracias más industrializadas del mundo. Por la noche, sin embargo, el marido de la "premier" sí la acompañó a un concierto de la Filarmónica de La Scala de Milán, para el que, aparentemente, Melania Trump quiso reservarse.

Sauer y Philip May quisieron pasar desapercibidos y lo consiguieron. Pero Gauthier Destenay, el marido del primer ministro luxemburgués, Xavier Bettel, aunque lo pretendió, no alcanzó el mismo objetivo el jueves en Bruselas. ¿La razón? Que él y el jefe de Gobierno del Gran Ducado son una pareja homosexual y a Destenay le toca acudir como consorte de su esposo a actos como el que anteayer reunió en la capital belga, en una visita al Museo Magritte, a las primeras damas de Islandia, Thora Baldvinsdottir; Bulgaria, Desislava Radeva; Noruega, Ingrid Schulerud-Stoltenberg; Francia, Brigitte Trogneux; Bélgica, Amelie Derbaudrenghien; Eslovenia, Mojca Stropnik; Turquía, Emine Erdogan, y Estados Unidos, Melania Trump, que se reconoció admiradora y también "buena conocedora" del pintor surrealista belga.

Las esposas de los nuevos inquilinos de la Casa Blanca y el Elíseo acapararon la atención porque ambas debutaban. Para la primera, el estreno era parcial (visitaba por primera vez Europa como consorte del magnate); para la segunda, total, porque las cumbres de la OTAN y del G-7 son las primeras a las que acude.

Pero ser el único "primer caballero" entre tantas primeras damas y, por ende, gay convirtió a Destenay en el verdadero protagonista de la cita.

Destenay y Bettel se casaron en mayo de 2015, aprovechando que, desde el 1 de enero anterior, la unión marital entre personas del mismo sexo era legal en Luxemburgo. La ley, claro, la impulsó el propio Bettel, que es el primer mandatario gay que se casa en un país de la UE. En el reconocimiento de su homosexualidad sólo le precedieron dos políticos europeos con mando en plaza: Johanna Siguroardottir, que fue presidenta de Islandia y que también se casó, y el ex primer ministro belga Elio Di Rupo.