El título define a la perfección lo que es esta película: Como la espuma. Los espectadores que vayan a verla por el reclamo de la orgía que se plantea en el argumento se llevarán un chasco porque estamos ante una comedia sobre todo romántica donde el sexo ocupa un papel secundario, y en la que un poso de cierta amargura acaba por imponerse sobre la aparente festividad que debería reinar en este tipo de historias.

Siendo una historia coral, el interés de las tramas es desigual. De hecho, todo iría mejor si alguna se hubiera quedado en la sala de montaje. Lo mismo ocurre con el reparto: aplaudimos la apuesta por caras nuevas en el cine español, pero no todas están a la altura de las circunstancias. Es una propuesta correcta pero de consistencia espumosa.