El poeta polaco Adam Zagajewski, nuevo Premio Princesa de Asturias de las Letras, especialmente con el Gobierno de su país, aunque reconoce que ha dejado atrás la poesía reivindicativa de su juventud para defender otros métodos de protesta más prácticos.

"Soy critico con el Gobierno actual de Polonia y me parece que muchas de sus decisiones son un ataque contra la democracia, pero creo que en este momento la poesía ya no es la mejor arma para mostrar oposición, ahora lo más importante es salir a la calle y protestar pacíficamente", explicó Zagajewski (Lwów, 1945) a Efe tras darse a conocer el premio.

Desde Cracovia, la ciudad donde el poeta se forjó como un intelectual combativo contra el régimen comunista durante los años 70 y 80, lo que le costó el exilio, Zagajewski se mostró orgulloso de su papel como poeta disidente durante su juventud, aunque aseguró que ya es "demasiado mayor para volver a esa poesía reivindicativa", que ha dado paso a un estilo más reposado e íntimo.

"Quiero seguir siendo crítico, especialmente con el Gobierno de Polonia, pero ya no a través de la poesía", afirmó el escritor, que no ha dejado de ser un "hombre de su tiempo", y a diferencia de otros intelectuales, no cuestiona un mundo que gira a través de Internet, donde de hecho ve "un océano de posibilidades donde encontrarlo y mostrarlo todo".

Candidato al Nobel en varias ocasiones desde 2007, Zagajewski .

Para el jurado

, el cuidado por la imagen lírica, la vivencia íntima del tiempo y el convencimiento de que, tras una obra artística "alienta el fulgor", inspiran una de las experiencias poéticas más emocionantes de la Europa heredera de Rilke, Milosz y Antonio Machado.

El poeta, en unas breves declaraciones porque salía inmediatamente de viaje, se mostró "feliz" por haber recibido un galardón "muy prestigioso, que en el pasado han recibido brillantes escritores y artistas" y que, además, le entrega España, un país por el que confiesa sentir un profundo amor.

Adam Zagajewski se considera un enamorado de España, "una nación indispensable para entender Europa", y además confiesa su fascinación por las letras españolas, sobre todo por la generación del 98 y por la obra del granadino García Lorca.