El artista plástico Antonio Rodríguez Álvarez falleció ayer en Moreda a los 87 años edad. El artista era conocido en el mundo de la pintura como Antonio Sellaño, seudónimo en honor a su pueblo natal con el que firmaba sus cuadros. El artista falleció en su domicilio familiar de Moreda en cuya planta superior tenía establecido su estudio artístico. Hoy a las cinco de la tarde se celebrará el funeral por su eterno descanso en la iglesia parroquial de San Martín de Moreda para, posteriormente, ser trasladado a Proaza, localidad natal de su esposa Zaida Tuñón, en cuyo panteón familiar será enterrado.

Antonio Sellaño se trasladó a Aller para trabajar en la mina, profesión que simultáneo con la pintura siendo el carboncillo su primera herramienta para después pasar al óleo y, desde hace medio siglo, a la acuarela tras establecer contacto con las primeras figuras regionales en la pintura al agua, entre las que estaba muy considerado. De hecho Sellaño fue uno de los acuarelistas más reconocidos de la región y todo ello pese a haberse iniciado en este arte de manera autodidacta y combinando sus carrera con el trabajo en la mina. Aunque destacó en diversas opciones y se inspiró en diversos espacios, eligió para plasmar sus trabajos el amplio abanico de la naturaleza desde la variante paisajística hasta las marinas. Eso sí, siempre con la personalidad inequívoca de un estilo que ha dejado su firma dentro del arte asturiano.