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ALICIA SINTES | Física, miembro del consejo internacional de LIGO

"Detectamos las ondas gravitacionales, pero no tenemos ni sitio para reunirnos"

"En septiembre de 2015 abrimos una nueva ventana al universo y ya hemos constatado agujeros negros con una masa 50 veces la del sol"

La física de la Universidad de las Islas Baleares Alicia Sintes. MANU MIELNEZUK

La física Alicia Sintes forma parte del Grupo de Relatividad y Gravitación (GRG) de la Universidad de las Islas Baleares, los únicos investigadores españoles que han participado desde el principio en el proyecto LIGO para la detección de las ondas gravitacionales que Albert Einstein predijo hace cien años: uno de los mayores hitos científicos del siglo, que esta semana recibió el premio "Princesa de Asturias" de Investigación Científica y Técnica. En esta entrevista analiza la repercusión que tiene en el campo astronómico la constatación de las ondas gravitacionales.

- Recientemente, a principios de mes, se ha producido una tercera detección de ondas gravitacionales. ¿Ya podemos decir que la astronomía gravitacional es un disciplina afianzada?

-Sí. En septiembre de 2015 dijimos que abríamos una nueva ventana al universo y ahora, que seguimos haciendo detecciones, recibiendo información y detectando cuerpos que en principio no teníamos por qué observar, se confirma. Esta tercera detección de la fusión de dos agujeros negros tiene una masa equivalente a 50 masas solares. Pero hasta ahora conocíamos que los sistemas binarios de agujeros negros podían tener como mucho 20 masas solares y ahora observamos que hay agujeros negros con masas superiores a lo que conocíamos. Ahora tenemos más estadística y, aunque todavía es pobre y la incertidumbre muy grande, podemos empezar a rechazar teorías de formaciones estelares. También por primera vez hemos podido medir el eje de giro de los agujeros negros y hemos visto que el eje de uno no tiene porqué seguir la misma dirección que el del otro. También hemos hecho más pruebas de la teoría de la relatividad general para certificar su validez. Este onda se ha generado muy lejos, a tres mil millones de años luz, cuando en la Tierra no había ni empezado la vida multicelular.

- ¿Esperaban realizar detecciones tan lejanas?

-Sí. Todo depende de la masa de los cuerpos involucrados. Con la sensibilidad de los detectores actuales y si los agujeros son de unos 30 masas cada uno, podemos llegar a 700 millones de pársecs (un pársec son 3,26 millones de años luz). Esta detección ha sido a 880 megapársecs, porque son más grandes. Esta onda estaba al doble de distancia que las dos anteriores, ha viajado mucho más y eso nos permite verificar que hasta esta distancia las ondas no se dispersan. Si pasas una luz blanca por un prisma sale el arco iris, se dispersa. Y las ondas no se dispersan. Como el sonido en un concierto: los graves y agudos no llegan diferente a los de delante que a los detrás del público.

- ¿Cómo ha cambiado el trabajo de su grupo desde que se hizo la primera detección?

-No mucho, pero hay mucha más presión. Mire, el artículo de esta detección, tiene muchas referencias de los artículos hechos en la Universidad de las Islas Baleares porque los perfiles de ondas que se usan para hacer el análisis de datos son los que hacemos aquí, que es la línea prioritaria de trabajo de Sasha Husa (el otro miembro del GRG y también miembro de LIGO) de los últimos diez años: definir la manera para calcular un catálogo de ondas muy rápidamente. Piense que necesitas millones de ellos cada vez. Estos catálogos están calibrados con simulaciones numéricas que hace Sasha con estudiantes y "postdocs". Tenemos un centenar de simulaciones hechas. Y estos modelos cada vez son más precisos. Ahora podrán incorporar la novedad que hemos confirmado sobre los ejes de rotación de los agujeros. Cada vez que el detector sea más preciso sabremos más información nueva y podremos hacer modelos más precisos. Y, con todo, tendremos cada vez más medios para seguir probando si la teoría de la relatividad general sigue siendo válida en los regímenes en los que la estamos testando. Lo que más se ha notado es que yo cada semana estoy fuera. También hemos llamado la atención del Instituto Cervantes, que además de difundir la lengua, quiere difundir la cultura española y ha seleccionado las ondas gravitacionales como tema y a mí como embajadora y ya he ido a dar conferencias a Nueva York, Bremen, Sofía...

- Hubo muchas promesas de apoyo por parte del gobierno regional balear tras la primera detección, ¿han llegado más recursos?

-Sí, tenemos un convenio para los próximos cuatro años que nos permite tener hoy un "postdoc" con nosotros desde noviembre y poder apoyar a un estudiante de tesis. El recurso prometido ha llegado y nos va muy bien porque hay mucha presión. Piense que trabajando en esta línea somos doce personas: dos "seniors", dos "postdoc", cinco de doctoral, y colaboradores. Hay mucho trabajo. El primer grupo con el que competimos en LIGO en la misma línea de trabajo es del Instituto Max Planck, que tienen decenas de gente haciendo esto y dedicados al 100%, mientras aquí lo compaginamos con docencia y gestión.

- ¿Qué más necesitarían?

-La situación podría mejorar, sobre todo necesitamos más espacio. Estamos distribuidos en dos edificios y en plantas diferentes. No tenemos ni sitio para reunirnos, yo soy la única que tiene despacho individual. Y para las videoconferencias con EE UU, donde a veces se tratan temas confidenciales, estamos en salas compartidas. Esperamos que esto cambie. Yo aquí he tenido a la exdirectora de Física de la Science National Foundation trabajando en este mismo despacho, en esta mesita.

- ¿ Y los compañeros de LIGO de otros países no alucinan al ver el trabajo que hacen en estas condiciones?

-Tenemos acceso a muchos recursos computacionales y el trabajo se puede hacer. Desde aquí hay grupos de investigación que hacen muy buen trabajo. Nosotros hemos tenido suerte porque el tema está de moda y ha tenido lugar un hito histórico y eso nos ha dado mucha visibilidad. Y también los medios, que lo acercan a la sociedad.

- ¿A la gente de la calle ya no le suena tan raro esto de las ondas gravitacionales?

-Yo me reí mucho con un chiste que circulaba por las redes en el que uno de Nueva York decía: "¡Si encontrar un piso a un precio razonable fuera tan fácil como detectar una onda gravitacional!" Ya está en el lenguaje de la gente. Mi hija me lo dijo: "¿Ya habéis encontrado otra señal de una pareja de agujeros que se han casado?".

- ¿Llegará un momento en que será tan común que ya no será noticia para el público general?

-Piense que de momento lo que hemos visto es solo un tipo de onda, de fusión de agujeros negros. Pero hay más cosas que queremos ver. Necesitamos que los instrumentos de detección mejoren, y eso que ahora mismo ya son capaces de detectar perturbaciones por debajo de la 0,00000007 parte de un protón. Y para 2020, por debajo de la diezmilésima parte de un protón, esto nos permitirá ver muchas más cosas.

- ¿Ha aumentado el número de personas interesadas en venir a trabajar con ustedes en el GRG?

-Sí. Antes ya nos contactaban, pero ahora más. Gente que viene directa porque quiere trabajar con nosotros. Tenemos muchas peticiones de estudiantes que quieren trabajar con nosotros durante el verano y cuando lanzamos ofertas para contratos postdoctorales evidentemente viene mucha gente de todo el mundo. Necesitamos poder dirigirlos y también colocarlos físicamente aquí.

- Han recibido muchos premios (el último el "Princesa" de Investigación Científica y Técnica"). El Nobel de Física al proyecto LIGO, del que una parte aunque fuera pequeña también les correspondería, ¿sería el gran colofón?

-El Nobel se da como mucho tres personas e imagino que serían nombres muy importantes, como los fundadores. Yo se lo daría a los teóricos experimentales, y entre ellos quien más se lo merece es el físico Rainer Weiss, que tiene 84 años y sigue en activo. Un trocito del premio sí que lo sentiríamos como nuestro evidentemente. El descubrimiento se merece el premio. También si le cae a algún teórico creo que debería ser para Kip S. Thorne [Weiss, Thorne y Barry Barish han sido los seleccionados dentro de LIGO como premiados con el Princesa de Asturias].

- El mérito de los investigadores de aquí es doble: Baleares es de las comunidades autónomas españolas que menos invierte en I+D+i.

-Es un hecho. Nosotros hemos tenido suerte. Hicimos una reclamación, yo me puse a gritar que necesitábamos gente porque estábamos haciendo investigación puntera y se me hizo caso. Si no, hubiéramos sido arrasados por el Max Planck. Hemos tenido apoyo del gobierno balear y del Ministerio. Hemos sido el proyecto que creo que ha recibido más financiación de los que entraron desde la Universidad de las Islas Baleares.

- ¿Ahora tocaría consolidar?

-Sí. Faltan políticas decididas de apoyo a la ciencia. En Cataluña y País Vasco hay programas muy atractivos para captar investigadores excelentes de cualquier parte del mundo. Si captas a estos, estos lograrán luego captar recursos y proyectos y además formar a los que están aquí. Los países más ricos lo son porque son los que han invertido más en ciencia. Es una lástima también que en España falte inversión privada. En Baleares toda se centra en lo que ya somos fuertes, en turismo, y en cambio, por ejemplo, no se invierte en alta tecnología.

- Recuerde una vez más por qué esto es importante también para la gente de la calle.

-La ciencia básica es fundamental. Todos estos descubrimientos y avances que se hicieron a principios del siglo XX son la base de aplicaciones tecnológicas actuales. Esto de la teoría de la relatividad general que suena tan complicado... ¿luego no vamos todos con un GPS en el coche? Una cosa va con la otra. Los instrumentos desarrollados ahora que pueden captar distorsiones por debajo de la diezmilésima parte de un protón seguramente tendrán aplicaciones futuras que llegarán a la gente. También se han desarrollado nuevos materiales.

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