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María Patiño es una hipócrita

No deberíamos llamar a María Patiño hipócrita a no ser que lo fuera. Solo podríamos decir que es una hipócrita si actuara con fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente tiene o experimenta. Pero si no, no. En ese caso podríamos decir que es molesta, incómoda y chirriante. O que, en general, resulta excesiva no porque lo sea, que sabe Dios qué será en su casa, sino por su empeño y tenacidad en llevar al plató una sobreactuación permanente, en crearse un personaje impostado y exagerado con el que descollar como estrategia para sobrevivir en ese ecosistema tan competitivo que es el petardeo rosa chillón de Telecinco.

Estaría muy, muy feo que llamáramos a la Patiño hipócrita sin serlo. Imagínense. Y no valdría alegar como excusa que nos confundimos, que al decir "hipócrita" no queríamos decir "hipócrita", que usamos la palabra con otro sentido que no es el suyo. Por una sencilla razón: es nuestra responsabilidad saber cuál es el significado de las palabras que utilizamos. Especialmente si lo hacemos por escrito como ahora aquí. O si estamos en la tele como Patiño, toda una presentadora que vive de las palabras. Y más cuando esas palabras pueden resultar ofensivas.

Por ejemplo, a mediodía del sábado Patiño se estrenó al frente de una birria titulada "Socialitè by Cazamariposas" (con perdón) que además de tener unos contenidos anodinos estuvo repleta de fallos técnicos. Ni se la oía bien a ella ni ella oía bien a Belén Esteban al teléfono. "No te escucho" repetía Patiño a Esteban ante tal desbarajuste. ¿"No te escucho"? Vale que no la oyera porque no le llegaba bien el sonido, pero no escucharla es una falta de educación. Por mucho que escuchar, o sea, prestar atención a lo que se oye, sea muy desagradable cuando lo que se oye es a una petarda, es su obligación escuchar, que para eso cobra. Llamar por teléfono y atender diciendo que no prestas atención te convierte en un hipócrita. Porque no vale decir que no conoces la diferencia entre oír y escuchar. Debes conocerla si eres presentadora. Y dejar que seamos los espectadores los que no escuchemos lo que diga Belén Esteban porque nos importa un bledo.

www.antoniorico.es

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