Barbara Hendricks tiene una muy buena relación con Asturias. Relación que se estrecha con el teatro Campoamor desde que subió al escenario a recoger el premio "Príncipe de Asturias" de las Artes en el año 2000. Cinco años después regresaría en modo jazz al festival de la ciudad. Venía acompañada de "Magnus Lindgren Quartet", un sólido grupo de instrumentistas de origen sueco, país donde se cultiva con virtuosismo el género.

Es la vertiente popular de la gran soprano, que cuando recurre al jazz, blues o góspel no se distancia de su calidad con la lírica.

Y en ese modo de las músicas populares llegará de nuevo al Campoamor, el 9 de diciembre, como estrella de los actos del 125.º aniversario del escenario ovetense. Lo hará con la gira "Route to Freedon", cuya primera sesión será en los Jardines de Villa Victoria de Jerez de la Frontera el próximo 13 de agosto. De hecho, éste será el único concierto de la gira de verano hasta que llegue en otoño a la citada sesión en homenaje al teatro ovetense.

La soprano, que tiene un sólida carrera con 40 años en la escena, hizo numerosas grabaciones líricas de los muchos personajes operísticos que ha interpretado. De su categoría profesional da fe, además del premio "Príncipe de Asturias", la Legión de Honor Francesa. Muy comprometida con el movimiento por los derechos civiles, siempre ha mostrado su compromiso con la lucha de Rosa Parks y las tesis Martin Luther King. De hecho es actualmente embajadora vitalicia del alto Comisionado de Naciones Unidas.

Hendricks nació en Arkansas (Estados Unidos) y se graduó en Música en la Juilliard School of Music de Nueva York, donde estudió con la mezzosoprano Jennie Tourel. A los 20 años ya se había graduado en Matemáticas y en Química en la Universidad de Nebraska y a mediados de los setenta debutó en Estados Unidos y en Europa, en la Ópera de San Francisco y en el Festival Glyndebourne, respectivamente, iniciando así una carrera que la llevó a los principales escenarios de ópera de todo el mundo, tales que la Scala de Milán, la ópera de París o el Covent Garden, entre otros grandes escenarios mundiales.

Barbara Hendricks fue quien clausuró el ciclo en aquel Festival de Jazz de Oviedo de 2005. Y en una entrevista con LA NUEVA ESPAÑA explicó esta otra vertiente suya enfocada a la música popular: "Hace muchos años que canto jazz, desde que me lo propuso el Festival de Montreux en un homenaje a Duke Ellington. Esta música es extraordinaria, sobre todo cuando la trabajas con músicos de la mayor calidad posible. Además, hay otra explicación para que me apasione tanto, la he escuchado desde niña", dijo entonces. Y no tuvo problemas en analizar el porqué de la distancia de otros colegas de la lírica con la música popular: "El combinar diferentes facetas me enriquece. Pondré un ejemplo: la comida. Una de las cosas por las que más me gusta viajar es el descubrimiento de nuevas cocinas. Por qué limitarse siempre a lo mismo. Pues en la música es igual y sorprenden, además, los vínculos existentes entre ámbitos como el jazz y la clásica", argumentó. Y con standars del jazz, góspel y blues volverá a Oviedo.