Durante toda su vida fue abogada y un día, en 2003, María José Menéndez Arias (Oviedo, 1965) se presenta y gana el Primer Premio del XI Certamen del Libro Infantil "Ciudad de Morón" con un cuento que nació para dormir a sus hijos pequeños. En 2015 se convierte en finalista del Concurso "Manuel Díaz Vargas" con su última novela, "El tiempo invertido", una obra que acaba de presentar en Madrid y que versa sobre cómo influyen las experiencias pasadas en la vida de una persona.
- ¿Qué le hizo dar el salto de la abogacía a la literatura?
-Siempre me gustó mucho escribir, de joven y de pequeña escribía sin parar, lo que pasa es que al hacerme más mayor y dedicarme a la profesión y a la familia lo dejé. El tema del cuento fue mucho más anecdótico. Cuando mis hijos eran pequeños les leía libros para irse a dormir y en una ocasión empecé a contarles una historia que les gustó mucho y que con el tiempo iba improvisando hasta que decidí escribirlo. Uno de mis hijos hizo los dibujos y como justo ese día había un concurso en el periódico y el premio implicaba su publicación decidí probar suerte, y resulta que ganó y se imprimió. Luego seguí en la misma tónica y pocos años más tarde de eso empecé a escribir en ratos tontos. Como siempre había tenido el gusanillo de escribir algo más potente comencé lo que acabaría siendo esta novela, "El tiempo invertido". La mandé a algunos concursos y al final gané el Concurso "Manuel Díaz Vargas", pero realmente no quería cambiar de profesión y yo de momento soy muy novata.
- ¿Qué supuso resultar finalista del Concurso "Manuel Díaz Vargas" con "El tiempo invertido"?
-Sobre todo el tener un poco el respaldo del jurado, que de todas las obras que valorasen la mía llegase a la última ronda aunque no ganase. El mero hecho de que llegara a ser finalista me dio mucha satisfacción porque cuando lo terminé de escribir no sabía si valía de algo o si iban a pensar que era un bodrio. Para mí el escribir la novela era algo personal y lo llevaba en secreto, como un hobby, y a raíz del concurso empecé a escribir más.
- ¿Es mejor avanzar en el tiempo como el protagonista masculino o retroceder como la otra protagonista femenina?
-Son inevitables las dos cosas. Unas veces miramos hacia atrás y vamos arrastrando lo que fueron nuestros años pasados y a veces miramos hacia atrás con agrado. Con el recuerdo algunas cosas fueron mejores de lo que fueron y otras veces con algún arrepentimiento. Es muy difícil que la gente mire solo hacia adelante. Y lo mismo, es muy bueno mirar para el futuro y pasar página pero no creo que sea lo ideal escoger uno de los dos caminos, somos una mezcla de los dos.
- ¿Por qué escogió unos personajes tan inseguros?
-No lo sé, quizás es un reflejo de que a veces en la vida actual estamos todos en tensión haciendo cosas sin parar como si estuviéramos muy seguros y en el fondo no es así. Tenemos un estereotipo de ser muy vulnerables. A lo mejor esas personas con su vida no verían esas inseguridades en su interior y sin embargo cuando los ves en novela las tienen igual de grandes. No tiene nada que ver la fachada de las personas con lo que les pasa por dentro.
- ¿Cree que son correctas las decisiones que toman sus protagonistas?
-Están muy condicionados por toda su vida pasada, tanto él como ella. Ella tiene una cierta sensación de buscar algo que no tiene y parece que le entran las prisas de que se le pasa la vida, además de idealizar su vida personal, y esto condiciona las decisiones que toma en la historia. Él, por su parte, tiene la sensación de ser siempre muy formal y que las cosas no le salían bien, tiene una especie de rebelión contra eso pero no sabe muy bien cómo encauzarlo.
- ¿Tiene pensado presentar su libro en su ciudad natal, Oviedo?
-Si tuviera la oportunidad lo presentaría. No tengo la información de si mi editorial va a hacer más presentaciones. Si hay la ocasión de hacer alguna presentación en Asturias me encantaría, así que no lo descarto.
- ¿Algún proyecto en mente?
-Después de escribir esta última novela empecé otra. Voy despacio, todavía me falta mucho pero el proyecto está en marcha.
