El saxofonista Bill Evans reconoce que la vida se lo puso fácil cuando, con apenas 21 años, llamó a su puerta el icono del jazz Miles Davis, de quien aprendió a amar esta música y también la lección más valiosa: "creer en lo que uno hace", dijo antes de actuar en Valladolid. Esta andadura junto a uno de los rostros más reconocibles del jazz de todos los tiempos marcó inevitablemente la vida de este "creador incansable de música", como se ha definido este estadounidense, hijo de la "Ciudad del Viento", Chicago, en cuya periferia nació en 1958.