Hugo Carrio no sólo es un genio con la batuta. En su adolescencia, el gijonés era una auténtica promesa del ciclismo asturiano. Con Chechu Rubiera como referente y avalista, Carrio compartió infinidad de entrenos y batallas sobre el asfalto con Samuel Sánchez. "Cuando ganó el Campeonato de Asturias, yo quedé segundo. Llegamos los dos solos a meta", rememora Carrio. Pero con 21 años, el gijonés dejó el ciclismo para hacer realidad el sueño que tenía desde su más tierna infancia: convertirse en director de orquesta. Un sueño que ahora comparten miles de niños gracias a su magisterio.