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"Iros", excepción más que norma

Filólogos y escritores asturianos respaldan a la RAE por aceptar la fórmula vulgar del imperativo de "ir", pero temen que "infecte" a otros verbos

La "Faraona" casi acierta. El 25 de agosto de 1983, en plena boda de su hija Lolita, Lola Flores reclamó a los miles de curiosos que abandonasen el entorno de la iglesia de la Encarnación, en Marbella, con una sentencia que ha prendido en el lenguaje popular: "¡Si me queréis, irse!". La incorrección gramatical de Flores, que debería haber usado el término "idos" como imperativo del verbo "ir", ha retornado con fuerza en Twitter a raíz de la decisión de la Real Academia Española (RAE) de aceptar "iros" como alternativa a "idos". Una fórmula heredada del lenguaje vulgar que, para muchos, está a sólo un paso del "irse" popularizado por la folclórica, pero que a decir de los filólogos y escritores asturianos está bien incorporada al diccionario, siempre que esa práctica no se extienda a otros verbos.

Fue precisamente a través de Twitter que el escritor y académico Arturo Pérez-Reverte adelantó la decisión de la RAE de incorporar "iros" como alternativa a "idos" e "íos", las dos grafías aceptadas hasta la fecha. Un acuerdo después confirmado por la Real Academia, aunque precisando que aún no es definitiva.

"Esta decisión tiene que ser refrendada por las academias hermanas de América, no es firme todavía. Y tampoco implica la retirada de la fórmula 'idos', que sigue siendo la fórmula prestigiosa, la más culta, aunque sabemos que también es la menos usada", explica el académico asturiano Salvador Gutiérrez Ordóñez, catedrático de Lingüística General de la Universidad de León.

Según explica el filólogo, la propuesta de incorporar "iros" como fórmula alternativa al imperativo de "ir" partió de un grupo de académicos: "Algunos escritores, entre ellos Pérez-Reverte, propusieron en la Academia que se normalizara el uso de 'iros', que se quitara esa condena de ser considera una forma despectiva, ya que la utilizan muchos hablantes".

Esta cuestión, el mayor uso de esta fórmula vulgar, centró el debate durante en el seno de la institución: "La forma correcta tradicional del imperativo, la forma culta, es 'idos'. Lo que ocurre es que esta fórmula apenas se utiliza. Ni siquiera las personas cultas acuden a ella. El hablante tiende a utilizar una forma que en principio pertenece a un paradigma desprestigiado, porque los imperativos con 'r' (como 'marcharos', 'quedaros' o 'quereros') tienen una connotación de vulgarismo. 'Iros' pertenece a ese paradigma, que es originariamente un uso desprestigiado", explica Gutiérrez Ordóñez, quien aclara que la decisión de la RAE se refiere únicamente a este caso concreto, al imperativo de "ir", y que no es aplicable al resto de fórmulas vulgarizadas del imperativo.

La solución de la Real Academia ha sido bien recibida por filólogos y escritores. "Me parece razonable que dentro de la RAE se haya planteado la aceptación de la forma 'iros'. Es una cuestión relacionada con el 'habla', con aquello que se escucha cuando nos comunicamos oralmente, y no por escrito. Las lenguas las hacen los hablantes y el deber de la RAE es incluir todo aquello que esté realmente arraigado en el habla, y descartar aquello que sea una moda pasajera", reflexiona Rosa Medina, profesora titular del área de Filología Románica en la Universidad de Oviedo.

"Si la RAE ha aceptado ya anglicismos, así como una serie de palabras procedentes de nuevas tecnologías y otros campos, me parece sensato que, de cuando en cuando, acepte las formas que surgen en la lengua que es objeto de su atención", añade la filóloga.

"La plausible convivencia entre 'iros' e 'idos' no me parece desafortunada. Al fin y al cabo, la lengua es un ser vivo, que no habita en un museo, sino en un entorno cambiante. Y el entorno hace mucho que dicta la forma 'iros' como la privilegiada en el uso. Confieso que yo mismo, como escritor (y aunque nunca me he visto en esa tesitura), sentiría una extraña sensación si tuviera que escribir 'idos' en un diálogo", afirma Ricardo Menéndez Salmón.

El escritor gijonés, en todo caso, alerta de que el debate es "complejo", porque se esta nueva forma "posiblemente acabe por infectar a otros imperativos, y la tentación de escribir, por ejemplo, 'marcharos' en vez de 'marchaos' (que ya está en la lengua hablada), puede desembocar en un cambio completo de paradigma en lo que al empleo del imperativo atañe. Veremos qué propone la Academia entonces, y si la excepción se convierte en norma".

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