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Sin aire

No llega a los 90 minutos y no pretende ser otra cosa que lo que es: una serie B a punto de ser C con una idea extrema sobre la que construir un suspense rudimentario, por no decir torpe y por momentos grotesco. La idea de meter a dos hermanas con menos neuronas que las chicas a las que matan en las pelis bobas de terror en una jaula rodeada de tiburones feroces (hechos por ordenador, claro) y con el oxígeno acabándose da para muy poco salvo que metas todo tipo de giros de guión sin lógica, dando por hecho que el tipo de público que devora este tipo de peliculitas, sin llegar a ser de Sharknado, no es demasiado exigente.

Así que A 47 metros puede ofrecer una escuálida diversión y algún momento de tensión bien ejecutado, pero, sinceramente, no merece pagar por verla.

Por un lado tenemos una película histórica: el proceso de devolución de la India a sus habitantes que el gobierno británico tuvo "a bien" realizar a finales de los 40, dando un protagonismo a Lord Mountbatten -un virrey que disfruta de lujos imponentes- y ofreciendo un dibujo aceptablemente ecuánime de la actitud altamente tóxica de las autoridades de Londres, con ese reprobable político que fue Winston Churchill al frente.

La pena es que Gurinder Chadha mete con calzador una trama romanticoide entre un criado hindú y una criada musulmana que produce vergüenza ajena, y que parece destinada a abrirse paso en la taquilla que adora Bollywood. El regodeo boquiabierto en los fastos colonialistas hace tambalearse las buenas intenciones de una directora que ha perdido la energía de Quiero ser como Beckham.

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