Asturias activa la vigilancia para evitar la llegada al mercado de los huevos contaminados por fipronil, una crisis desatada en Bélgica y Holanda y que está preocupando a 18 países europeos. Ante la aparición de un lote de huevos contaminados en el País Vasco, el Gobierno del Principado de Asturias confirma que está en constante comunicación con la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aecosan), perteneciente al Ministerio de Sanidad, por si hubiera cualquier tipo de alerta. "Existe en esta agencia una red de alertas que funciona las 24 horas durante los 365 días del año y que comunica con rapidez cualquier información que sea preciso transmitir", aseguran desde el Gobierno regional.

Asturias no hace uso del insecticida que podría producir la intoxicación, indicaron responsables de granjas de huevos, pero la preocupación crece porque una empresa de Vizcaya inmovilizó hace dos días un total de 20 toneladas de huevos líquidos pasteurizados que provenían de Francia, uno de los países afectados por esta crisis alimentaria.

Los servicios de inspección del Departamento de Salud del Gobierno Vasco paralizaron el envío y han informado de la futura destrucción de los huevos contaminados en los próximos días, además de la activación de toda la vigilancia posible en la zona. Tras esta primera incursión de productos con fipronil en territorio español, Aecosan ha insistido en sus últimos comunicados que "España sigue sin estar afectada por la distribución de huevos contaminados. El sistema de control existente permite la inmediata localización y retirada de los productos implicados". También ha explicado que el insecticida fue utilizado para acabar con el ácaro rojo en gallinas de puesta y que todas las autoridades competentes de las comunidades autónomas están en contacto para prevenir esta enfermedad. La presencia del fipronil ha sido detectada en granjas de gallinas en Bélgica, donde el Sistema Europeo de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos dio la voz de alarma en julio. También en Holanda, Alemania y Francia, en las que se ha bloqueado la producción. Actualmente, la crisis se ha extendido a otros países como Italia, Irlanda, Reino Unidos o Austria, que han importado huevos de estos establecimientos. Este insecticida, utilizado para desparasitar a perros y gatos pero ilegal en el sector avícola, fue utilizado para eliminar el ácaro rojo.

El riesgo de intoxicación para los seres humanos es muy bajo, ya que los huevos cuentan con ligeras cantidades registradas de fipronil. Aunque la contaminación en las gallinas dura de seis a ocho semanas, para los humanos no representa una amenaza porque los registros de los huevos contaminados han aclarado que llevan débiles concentraciones del insecticida y que el riesgo de intoxicación sería muy ligero.

La polémica ha obligado a la Comisión Europea (CE) a tomar medidas. La primera de ellas, hace dos días, es convocar el próximo 26 de septiembre a los países afectados para una reunión sobre los huevos contaminados de fipronil, con la que Bruselas espera "extraer lecciones" para mejorar el sistema de alerta de seguridad alimentaria europeo. Además, la CE está tratando el tema como un asunto sanitario a pesar de que los expertos coinciden en que no existe un riesgo potencial.

Holanda y Bélgica están manteniendo investigaciones sobre el origen del problema alimentario y ambos se han adelantado al control de la venta de carne. Bélgica ha tomado medidas preventivas para la detección del insecticida en los pollos que se ponen a la venta. Ha descubierto, según los primeros indicios, que la empresa belga Poultry Vision ha sido el proveedor que supuestamente vendió con la etiqueta "bio" un tratamiento para las gallinas que contenía fipronil.