Desde los tiempos en que el homérico héroe Ulises se embarcó en aquella Odisea, sabemos que nada puede encender más la imaginación que un viaje, pero si el que se zambulle en un periplo desconocido es un niño, la mezcla suele ser explosiva. El asturiano Juan Senís, doctor en Filología Hispánica y profesor de la Universidad de Zaragoza, es muy consciente de ello y sabe que de todos los viajes posibles, el más importante es el interior, el que nos forma, nos hace crecer y pertrecharnos de armas para los obstáculos del camino. Convencido de esto escribió el libro "Un viaje nunca visto", en el que el protagonista, Daniel, es capaz de ver, en cada una de sus excursiones, cosas que nadie más puede percibir. Así, cuando él visite el Atomium de Bruselas, el puerto de Manila o el museo Guggenheim de Nueva York, no estará viendo aburridos lugares emblemáticos llenos de turistas con sus metralletas fotográficas a punto, sino mundos maravillosos que le ayudarán a comprender mejor la realidad de su día a día cuando regrese a su entorno. Senís se apoya en las ilustraciones del prestigioso dibujante Federico Delicado para animar a los niños (y a todos nosotros) a viajar y a ver, sin limitarnos a mirar. Esta aventura de Daniel es, además, en los tiempos de internet en los que puedes visitar hasta el interior de la Estación Espacial Internacional sin moverte del salón, una invitación a que apaguemos los miles de dispositivos móviles que nos rodean y disfrutemos de una realidad que sólo se puede aprehender con los ojos, con las manos, con el olfato, el gusto y escuchando la sinfonía de un mundo aún más maravilloso de lo que ya aparenta. El lector tendrá que usar los cinco sentidos para leer esta obra editada por La Fragatina y descubrir que, como dijo Henry Miller, "nuestro destino nunca es un lugar, sino una nueva forma de ver las cosas".