La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

ANTONIO VÁZQUEZ | Fotógrafo de naturaleza

"En Asturias hay que vender el mal tiempo, pero eso no interesa"

"La fotografía se muere, ya no hay revistas, y la imagen que hace quince años valía 20.000 euros ahora se paga a 60 o 90"

-Estoy haciendo las mejores fotos de mi vida y pensando en dejarlo porque no es rentable.

Antonio Vázquez (Sama de Langreo, 1959), fotógrafo de naturaleza, ha publicado en las principales revistas españolas y extranjeras. Ha dado cursos de fotografía digital en simposios, clases en universidades, expuesto y publicado 40 libros y colaborado en 20 más. Pisó todos los continentes salvo Australia, ha coincidido con golpes de Estado y corrido de ataques terroristas. Ya no viaja a países musulmanes.

- ¿La experiencia vence a la presbicia?

-Ayuda. Tengo la foto de un águila pescadora que lleva dos truchas. Desde que mete el ruido de entrar en el agua hasta que sale pasan dos segundos. La hice porque sabía cómo iba a reaccionar y porque la cámara hace 24 fotos por segundo y enfoca sola. Logré diez fotos buenas. Cuando empecé era imposible: se hacían tres fotos por segundo y el enfoque era manual.

- ¿Cuándo empezó?

-Ángeles y yo nos casamos con 17 años. Cuando nació mi hija compré una Nikon F3, el mejor modelo entonces, para hacerle fotos de recuerdo. Mi amigo Ignacio me enseñó en su tienda a poner el carrete. Soy autodidacta.

Vázquez fue un buen estudiante y deportista -fútbol, tenis y esquí- y quería ser geólogo.

-Inicié, sin interés, peritaje industrial y a los 18 años empecé a trabajar con mi padre, Elviro Vázquez, que tenía una empresa de calefacción y aire acondicionado -Evasa- con 250 empleados. En 1993 era el gerente.

- ¿Se llevaban bien?

-Los dos éramos de carácter fuerte. Un día entré en urgencias con medio cuerpo dormido y pensando que iba a morir. Decidí cambiar de vida después de ese ataque de ansiedad.

- ¿Cómo era su vida?

-Tenía dos hijos, Eva y Antonio, y dos hipotecas. Dije a mi mujer: "Dame un año para salir adelante con la fotografía". No conocía a nadie en el mundo editorial, pero mi primer reportaje fue portada y tema central en "Natura". Pronto publiqué en "BBC Wildlife"; fui el primer español. Al tercer año la Unesco me dio mucho trabajo y gané mucho dinero. Hubo meses en los que crucé el Atlántico seis veces. Ángeles me acompañaba de ayudante.

- ¿Y sus hijos?

-Con una persona de muchísima confianza y las dos familias.

- ¿Por qué se especializó en naturaleza?

-Las personas que más admiraba eran Félix Rodríguez de la Fuente y Richard Attenborough. Félix hizo sus trabajos de osos en El Hosquillo (Cuenca) y allí coincidí con un fotógrafo profesional y vi que hacía las fotos tan bien como él. Los colegas me dicen que soy mejor retratando a gente que trabaja o viaja.

- ¿Es muy diferente?

-No, es buscar el instante. El animal no te ve porque te escondes y la persona da buenas fotos cuando deja de verte.

- ¿Cómo reconoce el instante?

-Es intuitivo. Sé qué foto es buena en cualquier estilo -sea periodística o artística- y cómo hacer cualquier tipo. Entré en la fotografía de alta velocidad con colibríes en Panamá y fue portada de un libro de parques naturales.

- Ahora todos hacemos fotos.

-Y la masificación afecta a los profesionales. Hace tiempo conocí por un fotógrafo inglés un bosque de galería con una senda y árboles entrelazados. En "Juego de tronos" hicieron pasar por allí a Arya Stark cuando abandona la fortaleza donde estaba retenida. Fui una mañana fría y lluviosa y había un millar de chinos y coches aparcados en sitios imposibles. Esperé hora y media y decidí irme. Volví a las seis y media de la tarde y cuando llevaba diez fotos llegó un autocar de turistas, sacaron del maletero escudos, flechas y arcos y se hicieron fotos como en "Juego de tronos".

- ¿Qué vida le permitió la fotografía?

-Me pagó las hipotecas. La fotografía está desapareciendo. Se lo dije a Sebastião Salgado, el mejor fotógrafo del mundo, hace diez años y no lo creía. Ahora, sí.

- Pero vive de ello.

-Malamente, aunque esté mal que lo diga yo. Ni hay revistas ni las que hay lo pagan. A la foto del águila pescadora con dos truchas le hubiera sacado 20.000 euros hace quince años. Hoy, 90 o 60 euros. Ni la muevo.

- ¿Puede dejar la fotografía?

-Sí. Tras dejar la empresa supe invertir en pisos y locales.

- Trabajó desde Asturias.

-Siempre salí de Ranón a París o a Fráncfort, y de ahí al mundo.

- ¿Cómo es Asturias para un fotógrafo de naturaleza?

-Un paraíso. En fauna, de lo mejor de Europa, pero nadie ha sabido venderlo. En Escocia son famosos los acantilados maravillosos. Sólo tienen diez kilómetros, pero los han sabido vender.

- ¿Cómo se vende Asturias?

-Ofreciendo a la gente lo que quiere ver, no lo que nos gustaría. Con tres días de sol en agosto no somos el Caribe, pero podemos vender los bosques en otoño, las nevadas en invierno, la fauna, los lugares recónditos. Llevé fotos a la Consejería de Turismo y me dijeron "Nieve, no, Antonio, que no vende". Suiza vive de su nieve.

- Más.

-Somos de los mejores sitios del mundo para fotografiar olas. En borrasca vienen de Europa a hacer fotos de olas de 12 metros y me piden que les acompañe. Eso es vender el mal tiempo y, por lo visto, no interesa.

- ¿Vendió mucha Asturias?

-Sí y la he dado a conocer más que la Consejería de Turismo en su historia. De Asturias se enseña Cudillero, el Naranjo, Gijón, la Laboral y cuatro hórreos.

- ¿Y qué falta?

-Bosques de fauna en su mayoría extinguida en Europa. Cuatro millones de turistas van a ver lobos a Yellowstone cada año. Aquí, sin más debate, hay que pagar a tiempo las indemnizaciones de los daños que produzcan porque el lobo atrae turismo para vivir estupendamente. Cantabria vende sus tres piedras en los Picos de Europa infinitamente mejor que nosotros.

- ¿Qué quisiera hacer antes?

-Una obra que aglomerase todos los mamíferos, aves y reptiles de España. Tengo un 80%. Excluiría alguna especie muy difícil.

- ¿Cuál?

-Los murciélagos me llevarían cinco años y no tengo tanto tiempo. Tengo las cinco especies más comunes, pero hay 19, creo, y pocas personas que las conozcan. Las aves son casi 400 especies.

- ¿Cómo le afectó la crisis?

-Me contrató el Parque Nacional de Picos de Europa junto con la Universidad para fotografiar toda la flora del Parque, 1.850 especies. El primer año trabajamos tres guardas, el Jardín Botánico de Gijón y Tomás Díaz, de la Universidad, y yo. Fotografié quinientas y pico especies como nunca se había hecho, con una técnica que acumula en una imagen múltiples fotos de flor, tallo y hojas para que cualquier botánico del mundo pueda reconocer la planta. El segundo año, llegó la crisis y quedó sin presupuesto. Me propusieron seguir y facturarlo al año siguiente. Hice quinientas y pico que no cobré porque tampoco hubo presupuesto. Faltan 700 especies y hace dos años hubo dinero.

- ¿Por qué no sigue?

-Un señor de Valladolid dijo que, por sus cojones, eso no se iba a terminar porque fotografiar flores era una indecencia en época de crisis. El Parque se hizo para conservar y divulgar las especie que hay en él. Asturias, Cantabria y la Universidad quieren seguir. Para Picos de Europa es el chocolate del oro y debe acabarse, aunque lo termine otro.

La última página del suplemento "Siglo XXI" reproduce una magnífica fotografía de Antonio Vázquez.

Compartir el artículo

stats