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Vacaciones, una prueba para la convivencia

"Algunas parejas se engañan pensando que el descanso estival será la solución a sus problemas y no siempre es así", señala Ana Fernández, presidenta de Astursex

Una pareja, disfrutando del sol en una playa.

Las vacaciones pueden ser una gran oportunidad para reafirmar la relación de pareja, pero también el detonante de la ruptura. La convivencia estrecha las veinticuatro horas al día puede poner de manifiesto conflictos y problemas de comunicación que quedan disipados con la rutina diaria. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), cerca de un 28% de las separaciones y divorcios se producen durante el tercer trimestre del año.

"Cuando se produce una ruptura después de las vacaciones es porque la pareja ya está dañada y su rutina diaria no es buena", asegura la sexóloga viguesa Emma Placer. La presidenta de la Asociación asturiana para la educación sexual (Astursex), Ana Fernández, coincide con esta opinión y considera que "generalmente lo que sucede es que estas relaciones ya venían deterioradas de antes, pero con el trajín del día a día, lleno de actividades y compromisos, los problemas se van dejando de lado y no se les presta la debida atención".

La también asturiana Nayara Malnero, sexóloga y terapeuta de parejas, sostiene que "el estrés que genera hacer maletas, la convivencia y los hijos, junto al tiempo que disponemos para reflexionar puede ser muy perjudicial para las parejas".

Muchas veces, idealizar las vacaciones también puede desencadenar discusiones o desacuerdos. Para que este tiempo de asueto no se conviertan en una pesadilla, Emma Placer recomienda comenzar las vacaciones motivados y aprovechar este tiempo para comunicarse con la pareja y reavivar la atracción sexual. Pero también hay que tener paciencia y mantener una actitud positiva, porque las vacaciones no son sinónimo de perfección y los planes pueden no salir siempre como uno desea. "Si algo sale mal no hay que echar la culpa a la pareja, sino pensar: 'Vale, estamos de vacaciones. Relajémonos y veamos qué podemos hacer'. Las vacaciones tienen que ser una oportunidad para relajarse y no un motivo de estrés, que a veces lo genera la ansiedad con la que aguardamos esas vacaciones", explica.

Aunque en muchos casos se atribuyen las crisis a la convivencia, "también hay casos en los que la pareja necesita pasar tiempo juntos para hablar de los problemas y conseguir superarlos", asegura Malnero.

Pero las vacaciones no son una solución mágica a los problemas que se arrastran desde tiempo atrás; todo lo contrario. "Algunas personas se engañan pensando que la culpa de sus problemas de pareja es de la rutina y cuando esas prisas desaparecen y tenemos más tiempo para compartir, se ve el verdadero alcance de los problemas que estaban pendientes de resolver", explica Ana Fernández.

En pareja, tan importante es reencontrarse con uno mismo y salir con familiares y amigos como el tiempo exclusivo que se dedica a la relación. Y las vacaciones no son una excepción. "No hay que depender cien por cien de lo que quiera la pareja y estar pendiente de si se divierte o si quiere hacer esto o lo otro. Cada uno tiene que tener su espacio", asegura Emma Placer.

La sexóloga viguesa reconoce que en septiembre y octubre las consultas se incrementan de forma notable. "De las parejas que pasan por terapia por una infidelidad ocho de cada diez salen adelante, más que las parejas que consiguen superar un mal verano, que suelen ser seis de cada diez", apunta. Nayara Malnero asegura recomendar, como primera medida para estas parejas, hacer autocrítica: "A veces nos centramos demasiado en ver los defectos del otro y no somos conscientes de que nosotros también lo estamos haciendo mal".

Los especialistas coinciden en recomendar la terapia y el fomento de la comunicación para solventar problemas. "La terapia es una muy buena forma de tratar de solucionar las cosas. Si se quiere solucionar, claro", explica la sexóloga Soraya Calvo, profesora asociada en la Universidad de Oviedo. "La comunicación en pareja es tan importante como la erótica, la complicidad y las seducciones" añade Ana Fernández, que recomienda acudir a una consulta de sexología para "aprender a gestionar los desencuentros, a comunicarnos mejor y no acabar en ruptura", ya que considera que las parejas que buscan ayuda es porque "realmente quieren solucionar las cosas".

Y es que para los sexólogos no sólo es la convivencia el detonante de las rupturas tras el verano pues, tal y como explica Soraya Calvo: "La necesidad de cambio que supone el empezar un 'nuevo año' hace que las parejas se replanteen si realmente eso les hace felices". Aunque, señala, en la mayoría de casos el principal problema es "el pasar más tiempo juntos del habitual".

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