"Ver un eclipse es algo emocionante, realmente no lo sabría explicar... Es como estar en otro planeta, el día se convierte en noche por unos minutos". Éstas son las palabras de David Lago, un físico e investigador universitario asturiano y uno de los fundadores de la asociación "Cielos Despejados", que se dedica a promover la observación astronómica. Ayer, este "cazaeclipses" asturiano habría dado algo por estar en EE UU, cuando a partir de las 18.15 horas (horario español) el país se quedaba boquiabierto al contemplar cómo la Luna se interponía entre el Sol y la Tierra dejándolos a todos en una inquietante oscuridad.

Hacía 99 años que Estados Unidos no vivía un eclipse solar total, con todas las anomalías que eso conlleva. Las temperaturas pueden bajar hasta diez grados. Se produce el llamado "viento de eclipse", el aire caliente deja de elevarse desde el suelo y cambia su velocidad y dirección. Los animales se desorientan: el astro rey que regula sus ciclos vitales ha desaparecido por unos instantes.

El eclipse de ayer fue el "gran eclipse americano". "Eso lo convirtió en algo más espectacular. Pasó por encima de millones de personas", comenta David Lago, quien a pesar de no poder verlo en directo siguió la retransmisión que hizo la NASA a través de internet. "La tecnología con la que cuenta Estados Unidos es increíble en cuestión de astronomía y las imágenes que llegaban a España eran una maravilla, por no hablar de las redes sociales, en las que puedes ver cómo lo está viviendo la gente", añade.

Los españoles no fuimos tan afortunados. El eclipse pudo verse parcialmente en nuestro país a partir de las nueve menos cuarto de la noche, a escasos minutos de la puesta de Sol. El noroeste de la Península y el archipiélago canario fueron los puntos en los que más oscuridad se alcanzó. Pero fue poca. Los más afortunados pudieron ver el Sol con la forma del icónico "yelmo de Mambrino" con el que se tocaba Don Quijote. Es decir, la Luna sólo "mordía" una porción del sol.

Cada año, explica David Lago, se producen entre uno y dos eclipses, que bien pueden ser solares o lunares. En el caso de estos últimos, es la Tierra la que se interpone entre el Sol y la Luna generando un cono de sombra que oscurece al satélite. Sin embargo, no todos son tan visibles como el de EE UU. "El que hubo hoy (por ayer) recuerda mucho a otro eclipse que pude ver el pasado año en Madagascar. Pero no tuvo la misma repercusión mediática, no fue lo mismo que si atravesase EE UU", comenta Lago. El viaje a Madagascar detrás de un eclipse total nació de una frustración en Asturias. En marzo de 2015, estaba previsto que desde la región se pudiera contemplar un eclipse total, pero no fue posible por la nubosidad que había ese día. El mal tiempo había dejado a Asturias ya "eclipsada". Así que Lago se prometió que no se le escaparía otra oportunidad y hace un año decidió viajar a la isla africana para que ninguna nube se interpusiera entre él y uno de sus sueños astronómicos.

El "gran eclipse americano" fue visible ayer de forma total en catorce de los cincuenta estados que componen EE UU, comenzando en Oregón y finalizando en Carolina del Sur. Durante su recorrido la oscuridad total apenas duró un par de minutos, a excepción de Cardondale, en Illinois, donde tuvo una duración de aproximadamente tres minutos.

La belleza y los misterios de los eclipses no está exenta de riesgo. David Lago advierte que lo más importante a la hora de ver un eclipse es tomar las medidas de seguridad necesarias. "Hay que tener mucha precaución y nunca mirar directamente hacia el Sol porque puede producir muchos daños en la vista", subraya. Para ello existen unas gafas especiales con las que se pueden ver estos fenómenos evitando daños, indica David Lago. "Mucha gente cree que no pasa nada porque apenas miran unos segundos al Sol, pero esto puede llegar a producir daños irreversibles en la retina", asegura.

El próximo eclipse de magnitudes similares tendrá lugar en julio de 2019. En esa ocasión, el fenómeno pasará por Chile y Argentina. En Asturias aún tendremos que esperar nueve años hasta que se pueda ver un eclipse solar total. Esto ocurrirá en agosto de 2026, siempre y cuando el verano sea verano y no ocurra como en estas nubosas vacaciones.