Aunque nacido en el madrileño barrio de Carabanchel, el cineasta Abraham López Guerrero se considera un asturiano más. Toda su familia es de la región, y él mismo se crió en El Cuetu de Meré, cerca de Posada de Llanes. Un lugar al que regresa periódicamente, y en el que se refugia cuando tiene que escribir un guión o madurar un proyecto. Profesional con más de veinte años de experiencia en el sector de la animación, Abraham López ejerció como Supervisor de animación en "Deep", película dirigida por Julio Soto que llegará a las salas españolas el próximo 3 de noviembre.
- ¿Qué recepción está teniendo "Deep" en los países en los que ya se ha estrenado?
-No tengo datos, pero sí que estuvo seleccionada en el festival francés de Annecy, "los Oscar de la animación". Es bastante difícil que se seleccione una película para ese certamen, pero este año había tres españolas: "Deep", "Tadeo Jones 2" y "Animal Crackers". Aparte, "Deep" se estrenó en noviembre en Estados Unidos.
- ¿A qué se debe esa demora desde el estreno en Norteamérica y el español?
-Es relativamente normal. "Animal Crackers", sin ir más lejos, está terminada hace año y pico y todavía no se estrenó. Las fechas las manejan las productoras. Y en el caso de la animación se hace para todo el mundo y se organiza mediante calendarios de distribuciones.
- La previsión es que "Deep" llegue a distribuirse en más de cuarenta países.
-Sí. The Thinklab Media, la productora, está haciendo un gran trabajo con las negociaciones. Ocurre además que la animación española lo está petando. No sólo "Deep", todos en general. Si otras cosas funcionasen como la animación española, este país iría mucho mejor. El cine de animación está dando ejemplo: atrae financiación internacional, crea empleo, produce profesionales...
- Háblenos de "Deep".
-Al público le va a volver loco. Es una "road movie", más o menos, con muchísimos personajes y ambientada en un mundo que se ha quedado inundado y que el hombre ha abandonado. Aunque la comparan con "Buscando a Nemo", no hay muchas similitudes.
- Por la sinopsis, casi se parece más a "WALL·E"...
-Eso es. A causa del calentamiento global los polos se derriten y todo el mundo se ha quedado inundado. El hombre ha abandonado la Tierra. Hay una secuencia muy bonita con un Nueva York inundado, con el puentoe de Brooklyn bajo el agua. Los escenarios son fantásticos: veremos Nueva York, pero también el Ártico o el Titanic, una gran tormenta submarina... Hay cosas que no se pueden desvelar, pero hay sitios paradigmáticos. Es un filme ambicioso en lo visual, pero además es comprometida con el medio ambiente. Julio Soto es un enamorado del mar, y eso se percibe en una película con un gran mensaje medioambiental.
- ¿Marcó "Tadeo Jones" un antes y un después?
-Totalmente. Es un ejemplo muy bonito de crecimiento. Es un muchacho, Enrique Gato, que ha empezado desde abajo y ha construido una productora muy potente que ha demostrado su calidad. Primero hicieron dos cortos que ganaron sendos Goyas, luego ese largo y ahora ha salido la segunda parte. Es un gran ejemplo a seguir.
- ¿En qué trabaja ahora?
-Estoy trabajando con el productor Emilio Luján Canalejo en la segunda parte de "Blue & Malone", el corto con el que fui nominado al Goya en 2013. El modelo es un poco el de "Tadeo Jones", o el de "Wallace y Gromit": hemos hecho un corto que fue muy bien, ahora hacemos el segundo con más presupuesto, y preparamos una película, "El viaje imposible". Pero este segundo corto no es una secuela al uso. Hemos cambiando un poco el mundo y hemos rediseñado a los personajes, que ahora son más radicales: Gato es un gato de tres metros y seis toneladas, y Mortando es un peluche chiquitín. Y pretendemos es profundizar en la mezcla de medios: quería trabajar al tiempo con animación 2D, animación 3D, imagen real y marionetas.
- Esto debe de complicar mucho la producción.
-Sí, muchísimo. Y aumenta mucho el presupuesto: este corto sobrepasa los 200.000 euros de presupuesto. Es mucho dinero para un corto, pero nuestra idea es que la producción sea la de una película.
- Para pulir detalles cara al largo.
-Claro. Esto del cine es un oficio. Luego hay gente con verdadero talento, maravillosos, pero sobre todo es un oficio. Cuando llegue al largo, yo quiero tener mucho recorrido para no caer en errores. Y curar es la única manera. Me complica todo, claro, pero estoy flipado. Y tengo que ajustar el presupuesto para todo lo que quiero hacer, porque decimos que es un presupuesto alto para España, pero si lo comparas con uno de Estados Unidos es irrisorio, aunque queremos que la calidad sea americana.
- ¿Y cómo se logra eso?
-Hay dos claves. Primero las individualidades, porque la gente en España se implica muchísimo. Son artistas, y gente que está agradecida por trabajar haciendo su sueño realidad. Mi equipo, para mí, es mi alma. Esther Encabo, Elena Manzano, Manuel Carbajo, Sebastián Urcelay? Esta gente es el alma del proyecto, y ellos lo sienten suyo. Y la otra clave es la eficacia. En España no tenemos pasta y a los euros hay que sacarles brillo. Por estos dos factores es por lo que las empresas americanas están mirando lo que pasa en la animación española.
- Tenía en mente un proyecto sobre mitología asturiana. ¿Aún piensa en ello?
-Sí, totalmente. Estoy enamorado de la mitología asturiana. Gerardo Álvarez, que producirá el largo, y yo estamos estudiando la posibilidad de hacer una serie de "Blue & Malone", y nuestra idea es que vayan por todo el mundo resolviendo casos sobre temas mitológicos, y uno de los casos sería en Asturias.
