La expectación reinaba ayer en el ambiente del campus universitario del Cristo, en Oviedo, cuyas facultades abrieron sus puertas para recibir a los nuevos estudiantes de grado en Derecho, Química e Ingeniería Química, que la próxima semana iniciarán su primer curso. No era para menos. Algunos jóvenes concentraban en sus miradas nerviosas toda la ilusión de quien se aproxima por fin a hacer realidad ese "qué quiero ser de mayor" con el que siempre había soñado.

"Mi madre trabaja en el Juzgado, toda la vida estuve muy ligada a ella y me transmitió el interés por las leyes", explica la avilesina Silvia Ríos, que estudiará Derecho, mientras su amiga Marta Suárez, que también heredó de su progenitora el interés por la Justicia, asentía, al sentirse identificada con ella. "Me planteé estudiar una ingeniería, pero al final preferí hacer Derecho", asegura. No es la única que vaciló entre una y otra rama de estudio. De hecho, hubo quien apuntó su decisión hasta el último momento. "Quedaba una hora para que se cerrara el plazo de matrícula cuando cambié de idea: no pierdo de vista la ingeniería informática de cara al futuro, pero preferí hacer Derecho y espero que me guste la carrera", explica el avilesino Delmicio Gómez, que, sin tener todavía claro si su destino estará en opositar o en dedicarse al plano político, decidió cambiar a última hora la programación por las leyes; los números por las letras.

Una decisión que, para su amigo Santiago Coroas, que ayer esperaba con él ante la Facultad de Derecho, habría sido difícil de sostener. "Yo siempre tuve claro que quería hacer asignaturas centradas en números y cálculos; no me apetecía estudiar una carrera teórica, en la que primará la memorización", indicaba.

Los nervios por dentro

Ante los arcos naranjas de la que durante los próximos cuatro años será la facultad de Coroas, el goteo de alumnos, carpeta por fuera y nervios por dentro, fue constante. Entre ellos, la avilesina Sara González acudía al acto de bienvenida del grado en Química deseosa de comenzar unos estudios que, espera, la conduzcan "a trabajar en un laboratorio, lo que siempre quise hacer".

Era para algunos el comienzo de un sueño vital y, algunas veces, detrás de una vocación, se esconde la influencia de un buen maestro. La carbayona Gema Rodríguez, que sostiene que su interés por la Química llegó durante sus años en el IES Pérez de Ayala de Oviedo, es un claro ejemplo de ello: "Mis profesores consiguieron que me interesara por esta carrera". La joven tiene ya bastante claro dónde se ve en un futuro. "Me gustaría trabajar en un laboratorio". Su amiga Emma Covián heredó de sus docentes algo más que la pasión por la Química. "Yo me veo más de profe", asegura. Estos años, se esforzará para intentar devolver a las aulas la vocación que encontró en ellas.

Los actos de bienvenida se iniciaron el lunes en la Escuela de Minas de Oviedo. Las restantes titulaciones celebrarán sus respectivas sesiones de acogida entre los días 11 y 13 de septiembre.