Realidad y emoción a partir de entornos urbanos, contemporáneos. Son algunas de las características de la obra del gran fotógrafo asturiano Gonzalo Juanes (Gijón 1923-2014), notable teórico además que está considerado por los estudiosos como uno de los grandes fotógrafos españoles de su generación pese a ser aún poco conocido del gran público. El centro cultural La Fábrica, en Madrid, inaugurará el próximo día 14 una importante y necesaria exposición. Comisariada por el también fotógrafo José Manuel Navia, la muestra reunirá veintitrés imágenes de los años 60, 70 y 80 que incluirá algunas imágenes que el maestro tomó en Asturias, además de la notable serie sobre la madrileña calle Serrano.

Una notable ocasión para subrayar el valor artístico de un fotógrafo excluido en ocasiones, debido a cierto aislamiento personal, de los cuadros de honor de la fotografía española. Se habla mucho del catalán Ramón Masats, del valenciano Gabriel Cualladó o del andaluz Pérez Siquier, pero mucho menos del autor asturiano. Y eso que fue pionero en España en el uso de la imagen en color y compartió aventura estética y vanguardista con algunos de aquéllos en el Grupo Afal. Este colectivo, que editaba la revista homónima, fue el núcleo de la renovación y modernización de la fotografía española a mediados de los años cincuenta del pasado siglo.

José Manuel Navia ha señalado con acierto una paradoja: la apuesta por el color alejó a Gonzalo Juanes de la fama que han disfrutado algunos de sus compañeros generacionales, que se mantuvieron entonces en la moda del blanco y el negro. Dicho de otro modo: Gonzalo Juanes es uno de los autores menos encumbrados del Grupo Afal, aunque es uno de los más importantes. "Fascinado por la riqueza del color y convencido de que la vida es en colores, siguió haciendo la fotografía que le gustaba, la que más le gustaba, aquella en la que creía, pero en color", escribe Navia.

Gonzalo Juanes era perito industrial, aunque se interesó desde muy joven por la fotografía. En 1953 se trasladó a Madrid por razones laborales y allí coincidió, en la Real Sociedad Fotográfica, con Cualladó o Rubio Camín. Pasó un trimestre en París, donde coincidió con otro fotógrafo importante de su generación, Oriol Maspons. Quizás su regreso a Gijón en 1957, como ingeniero de la Sociedad Española de Oxígeno, perjudicó su proyección pese a estar entre los mejores de la vanguardia fotográfica de los cincuenta.

Fue un adelantado a su época, como se pondrá de manifiesto en la exposición madrileña de La Fábrica. Curiosamente, el artista haría cosas en blanco y negro a partir de los sesenta, cuando se perdió parte de su valioso archivo. La fotografía era para Gonzalo Juanes un "simple documento en el que se intenta captar un fugaz momento de lirismo". Honesto y riguroso, según descripción de quienes han estudiado su vida y obra, el Ayuntamiento de Gijón y el Museo Nicanor Piñole le dedicaron una importante exposición en el 2003. Su figura gana relieve.