El detallista trabajo del fotógrafo estadounidense Herb Ritts (1952-2002), obsesionado con transportar el estilo renacentista a retratos de Madonna, Michael Jackson o Elizabeth Taylor, llegará mañana, viernes, a la ciudad portuguesa de Cascais con una completa muestra de más de 100 imágenes.

En total 110 fotografías se expondrán desde mañana y hasta el 21 de enero en el Centro Cultural de Cascais, entre las que sobresale, por ejemplo, el retrato de una jovencísima Madonna en 1986 que acabó convertido en la portada de su álbum "True Blu Profile".

La imagen, considerada una de las más icónicas de la estrella estadounidense, es el mejor ejemplo de la preferencia por el blanco, negro y gris que marcó el trabajo de Ritts, asentado sobre una mirada idealista fuertemente influenciada por el arte renacentista, que estudió en su juventud.

Como él mismo explicó en una declaración que destacan ahora los organizadores de la muestra, el conocimiento sobre ese periodo del arte hizo que viese de una forma clara cómo "revelar con mayor nitidez la belleza del gesto huidizo que iluminará el cuerpo entero".

"Me gustaría crear imágenes que, pasados 100 años, no ostenten la menor señal de envejecimiento. Tal vez sea esto la elegancia", reflexionó Ritts, que acaba por otorgar cierto aire onírico a los retratos que hizo de Michael Jackson, Richard Gere o de su amiga Elizabeth Taylor.

Fue precisamente Taylor quien dio al fotógrafo otro momento especial para inmortalizar: su cabeza casi totalmente rapada tras una operación para extirparle un tumor cerebral, al descubierto mientras ella permanece de perfil, destacando marmólea sobre un fondo negro.

También el sinuoso contorno de Tina Turner, el sobrio atractivo de Richard Gere de los años ochenta o un primerísimo plano de Michael Jackson en el que predomina el gris, destacan en la trayectoria del estadounidense.

Además de los retratos, llama la atención su trabajo sobre la moda, donde consigue, según los organizadores de la muestra, que vestidos de Versace tenga una "apariencia sedosa y quimérica" que induce, como sus maestros renacentistas, a la perfección visual.