Curtido en mil batallas televisivas de todo tipo, Antonio Cuadri tiene oficio de sobra para que Operación Concha ofrezca una factura lustrosa e impecable técnicamente. Como no es tonto ha reclutado un buen puñado de actores que se las saben todas ( Mollà y Elejalde a la cabeza) y con eso ya le da para conseguir un aprobado. Raspado, eso sí. No puede aspirar a más nota porque esta historia tan manoseada de estafas, engaños e imposturas pide a gritos un guión más consistente y no esta sucesión de chistes escasamente originales y situaciones que nos sabemos al dedillo. De simpatía irregular aunque moderadamente entretenida en su simpleza (que no sencillez) esta españolada de sabor americanado tiene en su declarado amor por el cine con sus luces y sombras lo más interesante y, por qué no decirlo, entrañable.