Hace 1.300 millones de años se fusionaron dos agujeros negros. El eco de aquel evento catastrófico llegó a la Tierra en septiembre de 2015 en forma de onda gravitacional. Los científicos que la detectaron y la midieron fueron galardonados con el Premio Princesa de Asturias de Investigación de este año. Hace unos pocos días también se hicieron con el Nobel de Física. Rainer Weiss, uno de los tres premiados, estará en Avilés mañana martes. En el salón de actos del Centro de Profesores y Recursos (CPR) ofrecerá mañana (11.00 horas) una charla a los alumnos de Secundaria de la comarca. "Estamos revolucionados", confesó el profesor Luis Ignacio García, que dirige el departamento de Física y Química del IES de La Magdalena, los anfitriones de Weiss.

Weiss tiene 85 años y lleva medio siglo trabajando con el objetivo de detectar las ondas gravitacionales. "Las había predicho Albert Einstein, pero no confiaba en que pudieran ser descubiertas nunca", explicó García a los alumnos de primero de Bachiller de La Magdalena, uno de los cursos que participará en el encuentro con Weiss.

"Nos llamaron los de la Fundación Princesa de Asturias. Weiss quería tener un encuentro con estudiantes. Nos eligieron a nosotros, nos dijeron, por la manera de llevar la asignatura", explicó el profesor. "Damos las clases siempre en el laboratorio del instituto. No tenemos libro de texto, los apuntes los elaboramos nosotros. Tenemos una web que ya cuenta con un millón de visitas...", añadió el director del departamento de Física al término de una clase con los alumnos de su compañera Cristina Carvajal. García explicó en ella por qué son importantes las ondas gravitacionales y para ello empleó una tela negra, un balón medicinal y dos esferas de poliespán. Y una veintena de ojos adolescentes abiertos de par en par.

-¿Lo habéis entendido?

La respuesta es afirmativa, aunque tímida. "En segundo Bachillerato introducimos la Teoría Especial; la General es demasiado avanzada", reconoció García. Para llegar a las ondas gravitacionales, García se llevó a los alumnos hasta Kepler y Newton. A la pregunta de por qué se mueven los planetas, los científicos dieron respuestas dispares: Kepler propuso una idea "basada en el sentido común", que Newton rechazó al defender la idea de que este movimiento era por la atracción gravitatoria. "Einstein negó a Newton", apostilló el profesor. Y aquí fue cuando extendió una tela con la ayuda de sus alumnos:

-Dejadla muy tensa -ordenó antes de lanzar contra ella el balón medicinal.

-¿Veis cómo la tensión de la tela se modifica con el peso del balón?- les preguntó para después descubrir que la tela negra hacía las veces de "espacio-tiempo". La deformación del espacio-tiempo es la que mueve los planetas, las galaxias, los agujeros negros.

"Buscamos que los alumnos aprendan a pensar. Los conocimientos los tienen a golpe de clic, pero los alumnos tienen que aprender a gestionar todo eso que encuentran", reflexionó.