"Espectacular". Esta era la palabra más repetida a la salida del concierto de la Joven Orquesta de la Unión Europea, que ayer se celebró en Avilés. Estaba previsto que el recital fuera al aire libre, en la plaza de España, pero la presencia de la nube de humo que ayer cubrió Asturias aconsejaron trasladarlo al interior. El sitio elegido fue el patio central del Conservatorio Julián Orbón de Avilés, en cuyas escaleras se apiñaron los espectadores. "Esto no se escucha todos los días, merece la pena aunque sea de pie", se escuchaba decir. No obstante algunos, como Anunciata González Nuevo, hubieran deseado un sitio más grande, como el Palacio Valdés o la Casa de Cultura.

"Ha sido fenomenal, una maravilla. La última parte me hizo vibrar", afirmó Alfonso Jiménez al salir del concierto. Y Manoli Arce no dudó en calificar el recital "El mejor regalo del día". "Extraordinario", remarcó Teófilo Rodríguez. Aún así siempre hay algún descontento, como el espectador que se enfureció al ver que no se trataba de la Joven Orquesta en su conjunto, sino de una formación de viento y percusión.

El concierto fue de menos a más, y acabó haciendo que el público moviera los pies. Hubo hasta guiños cómicos y bromas que demostraron que en el humor, igual que en la música, no hay barreras idiomáticas.

La formación que ayer actuó en Avilés, y que hoy repetirá en Gijón, está compuesta de instrumentistas belgas, ingleses, daneses, húngaros, portugueses, españoles, austriacos y franceses, que para esta ocasión interpretan temas de Tielman Susato, Anton Bruckner y Giuseppe Verdi, entre otros. Tras el recital de la mañana, que comenzó con media hora de retraso, los músicos concedieron otro más breve, de forma improvisada, para disfrute de los alumnos del Julián Orbón.