Fue una perfomance arriesgada pero los alumnos del IES Selgas, de Cudillero, la superaron a base de frescura y desparpajo. Fue la recreación teatral de una visita del fundador de la Hispanic Society of America, Archer Milton Huntington a Asturias.

Vestidos con trajes de época, pongamos que se trataba de los primeros años del siglo XX, ellas y ellos actuaron en honor de un ilustre visitante al instituto, el actual presidente de la Hispanic, Mitchell Codding, que asistió un tanto perplejo y sin perder la sonrisa a un acto que contó con música en directo y muchos, muchos aplausos.

En la recreación, Huntington, el magnate norteamericano fascinado con la cultura hispana, se marchó de Asturias feliz y contento. La sensación es que Codding, que mañana será el encargado de recoger en el Campoamor el premio "Princesa de Asturias" de Cooperación Internacional, recordará durante mucho tiempo ese encuentro en Cudillero con escolares de Secundaria de trece colegios e institutos de la región, que le preguntaron, unos en inglés, otros en castellano, por los entresijos de una institución que lleva 113 años de homenaje permanente a todo lo (bueno) español.

El acto de ayer ponía colofón a una actividad denominada "Toma la palabra" en la que participaron 29 centros educativos, públicos y privados, del Principado y 704 alumnos que alumbraron doscientos trabajos sobre Huntington y el arte español. Ayer, como muestra de los participantes, estuvieron presentes alumnos de ESO y Bachillerato de municipios como Oviedo, Gijón, Laviana, Langreo, Siero, Infiesto, Noreña, Aller y por supuesto Cudillero, entre otros. También participó un grupo de escolares de Aulas Hospitalarias.

Cada grupo de trabajo actuó como mecenas artístico, buscando tesoros del arte hispánico y comprando virtualmente piezas únicas para engrosar los inmensos fondos de la Hispanic Society of America.

Codding recordó que "a Huntington, cuando viajó a España, le gustó sobre todo la gente de los pequeños pueblos". De la hospitalidad asturiana, aunque la España que conoció Huntington no tenga nada que ver con la actual, Mitchell Codding disfrutó ayer entre gente joven, que le preguntó qué obra de la Hispanic Society salvaría del recurrido incendio.

Codding salvó tantas que habría necesitado un camión de mudanzas, pero la primera obra que mencionó fue el Retrato de la Duquesa de Alba, de Goya. Y las obras de Velázquez, y unos cuantos cuadros de Sorolla, y la sede de La Alhambra. Al final se acordó del libro más especial de la Hispanic, la primera edición de La Celestina. "Esa sí que es una pieza única", dijo.

¿Sigue la Hispanic Society adquiriendo obras? Fue otra pregunta. "No es fácil. Las obras aparecen cuando aparecen. A veces, demasiadas al mismo tiempo", explicó el presidente de la institución. La idea -dijo Mitchell Codding a otra cuestión- "es seguir llenando huecos".

Las cualidades de un coleccionista: "Lo mejor es seguir la receta de Huntington. Tener claro lo que es importante y lo que es secundario en la obra de un determinado artista. Buscamos la máxima calidad", dentro de un periodo de tiempo que finaliza en la mitad del siglo XX. A Huntington el arte abstracto le decía más bien poco. Codding se refirió a un cuadro de Tapiès, propiedad de la Hispanic, pero que llegó a través de un regalo.

Por la sede de la Hispanic Society, ahora en obras, pasan todo tipo de visitantes. En Nueva York hay mucho turista pero aquello es mucho más que un museo. "Tenemos muchos jóvenes preparando el doctorado, algunos nos dicen que es más fácil acceder a nuestros fondos que a los de la Biblioteca Nacional".

Entre los visitantes, muchos hispanos: "Queremos promover la cultura hispana entre ellos porque los jóvenes no conocen las raíces de su propia cultura", explicó Mitchell Codding en un abarrotado salón de actos del IES Selgas. Sorolla sigue siendo uno de los principales atractivos de la Hispanic Society of America porque allí está la mejor colección del pintor valenciano, a excepción claro está de la que se puede ver en el Museo Sorolla, de Madrid, una auténtica gozada no muy conocida en la capital.

¿Y el premio Princesa de Asturias?, le preguntaron: "No podemos estar más felices. Es el mayor reconocimiento a una labor de más de cien años".