"Ganar mucho ayuda". Jordie Barret, uno de los jugadores que representarán a los All Blacks en la ceremonia de entrega de los premios "Princesa" aportó esta nota de humor cuando le pidieron la razón de la buena imagen de la selección neozelandesa de rugby, la más laureada de la historia con tres títulos mundiales. Barret, un tallo de 1,96 rubio y de tez blanca, y su compañero Keven Mealamu, de rasgos inequívocamente maoríes, ejemplifican la diversidad étnica que caracteriza al equipo de Nueva Zelanda. Lo explicó Israel Dagg, el tercer jugador que se unió ayer al dirigente Steve Tex y al ex jugador Grant Fox.

"La nuestra es una selección multicultural", explicó Dagg en rueda de prensa. "Somos jugadores de diferentes nacionalidades. Da igual el lugar de nacimiento. Estando con Nueva Zelanda queremos unirnos, ser uno. Es lo bueno de ser kiwi. Es una de las características más maravillosas de los All Blacks. Al ponerte la camiseta representas a un país y somos sólo uno".

Mealamu, segundo jugador con más partidos con Nueva Zelanda, aportó el toque de orgullo maorí: "Para nosotros, como equipo, es importante conectar con la cultura aborigen. Es importante para el país y también para la selección. La haka significa representar la cultura indígena, demuestra el vínculo con nuestro lugar de origen". Y añadió: "Es importante compartir con el mundo el premio al deporte que amamos. Todo joven de Nueva Zelanda quiere llevar esta camiseta, sobre todo cuando vemos los nombres de los que la han lucido antes".

Grant Fox, que actualmente trabaja como comentarista para los canales de televisión Sky Sports y EA Sports, destacó que el premio a los All Blacks "está teniendo gran repercusión en los medios de Nueva Zelanda. Es justo decir que muchos no habíamos oído hablar de los premios, pero ahora buscarán en Google sobre esta región". Fox también espera que "sirva para abrir el rugby más en España, para que se comprenda que es un deporte maravilloso. Sabemos que no tiene la popularidad del fútbol, pero el rugby te enseña sobre la vida, a llevar un trabajo en equipo, humildad, valores importante en la vida".

Steve Tew respaldó las palabras de Barret sobre los éxitos de la selección, pero matizó: "Importa la forma de ganar. El equipo, siempre primero, esa es la filosofía. Cuando el individuo quiere ser más grande, el equipo desaparece. Los jugadores neozelandeses son normales, a pesar de ser héroes nacionales".

Fox, que en su momento fue uno de esos héroes como integrante de la selección campeona en 1987, recalcó que "somos humildes, un estilo de vida que gusta. Somos un reflejo de lo que es Nueva Zelanda como país: pequeños, humildes y trabajadores".